LIBRO
DE BUEN AMOR
María Luisa Arnaiz
Wrong
Line, Martin Stranka
“El rey de Granada no desea más que amontonar
riquezas, amar a las bellas mujeres y convidar efebos” tradujeron
Lévi-Provenzal y García Gómez mientras que Amin T. Tibi propuso “El príncipe de Granada deseaba dinero y era
aficionado a los muchachos bellos y a su compañía”. Las versiones
discrepantes abundan en cualquier traducción pero la censura no puede desembarazarse
de lo que es de sobra sabido: la homosexualidad se practicó desde el Califato
hasta la caída del Reino nazarí y ha quedado una copiosa muestra de poesía
homoerótica como los ejemplos que traslado:
Lo hice mi esclavo,
pero la humildad de
su mirada
me convirtió en su
prisionero;
de tal modo somos
ambos:
al mismo tiempo
esclavo y señor uno
de otro.
“A un paje”, al-Mutamid,
rey de Sevilla
Te abrazaba la
cintura tierna,
bebía de la boca agua clara.
Yo me contentaba con lo permitido,
pero tú querías aquello que no lo es…
bebía de la boca agua clara.
Yo me contentaba con lo permitido,
pero tú querías aquello que no lo es…
“Al rey al-Mutamid”, Ben Ammar de Silves
Me
decían, insistiendo en censurarme porque le amo: / “Si no te hubieses enamorado
de un muchacho vil, de baja / condición…” Yo les contesté: Si yo pudiese mandar
en mi amor, / tampoco le querría, pero ese poder no lo tengo...
Muhammad Ben Galib
al-Rusafi de Valencia
Martin
Stranka (fotografía)
Según
sugiere Daniel Eisenberg, en el “Libro de buen amor” -“libro de testo” para su autor cuya defensa del placer es
indiscutible- lo que propone el Arcipreste es que, habiendo tanta dueña presta a satisfacer los placeres de Venus, a qué cometer pecado nefando; en
otras palabras, presenta su obra como alternativa al “loco amor” y deja al lector la responsabilidad de comprenderla, “entiende bien mi libro / tendrás buena
guarida”. Concluye el profesor de la Florida State University diciendo: “Si Juan Ruiz cuenta las excelencias del amor
de las mujeres, si enseña las técnicas para llevar una vida heterosexual feliz,
si asegura que vivimos rodeados de mujeres seducibles…”, es que
lucha contra la homosexualidad. ¿Sí? Vean el “Enxiemplo del garçón que quería
casar con tres mujeres”:
Martin
Stranka (fotografía)
“Era un garçón loco, mançebo bien valiente, /
non quería casarse con una solamente, / si no con tres mujeres… / Su padre e su
madre, et su hermano mayor / afincáronle mucho, que ya por su amor / con dos
que se casase, primero con la menor, / e dende a un mes complido casase con la
mayor.” Cuando pasó un mes, los padres le pidieron la chica mayor para un
hermano y él les dijo que se casara con ella porque le bastaba con su mujer. ¿Por qué este cambio? El autor explica: el padre tenía un molino con una gran muela, que él movía
sin esfuerzo y, una vez casado, “probó
tener la muela como avía usado” pero “levantole las piernas, echolo por mal cabo”.
Es evidente que la aclaración es una defensa del orden establecido por la Iglesia católica con la “enseñanza”
misógina acostumbrada: “A la mujer primera
él tanto la amó, / que a la otra doncella nunca más la miró… / ansí tu devaneo
al garçón loco domó”.
En toda sociedad y condición
ResponderEliminarAfortunadamente
Si es que no hay nada nuevo bajo el sol.
ResponderEliminarSalu2, Mª Luisa.
!Hola,marisa!
ResponderEliminarCada cual es libre de aplicar su amor en sus preferencias sexuales.Siempre ,este tipo de cosas han sido tabú.Afortunadamente aquella época se quedo muy,muy,muy lejana.
Como dijo Socrates: Un mortal sólo puede manifestar el fundamento que anida en su interior. No esperéis nunca que un hombre traicione lo que es. ¿Acaso puede un pájaro renunciar a volar , o una madre negarle el pecho a su hijo?
Me encantan tus historias,no las conozco y me entusiasma saberlas.Muchas gracias por compartirlas.Muchos besitos y buena semana.
Magnífico y terrible post, María Luisa. Los que nacimos en los 40 pensamos que estas desviaciones nacieron en el XX. No obstante me doy cuenta, leyéndote, que debe ser una gran lucha consigo mismo quedarse impávido anye una señora estupenda en bolas y al revés, claro. Qué faena.
ResponderEliminarBromas a parte, es un magnífico y aleccionador artículo
a parte= aparte
ResponderEliminaranye=ante
perdón pero el dedito ...
Apenas el " pithencanthropus erectus" bajó del árbol (por darle un matiz literario) empezaron las historias que nosotros, inocentes mortales, creemos que nacieron "ayer"...
ResponderEliminarNo todos los homosexuales son misóginos, pero casi todos los misóginos son homosexuales. Allí les nace el odio hacia lo que no pueden ser.
ResponderEliminarBesos.
Desde que el mundo es mundo, existió la homosexualidad. Otra cosa es que haya sido aceptada y reconocida. Pero, sinceramente, ¿A alguien le interesa realmente con quienes se acuestan los demás?.
ResponderEliminarBuena e ilustrativa entrada, como siempre. Un besote
Moral, heterosexualidad y amor...al iagual que la tan fustigada homexualidad, que eno es cuento de ahora, sino de siempre...UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarMuy interesantes los textos que nos ofreces. Desde la antigua Grecia existen historias parecidas y la homosexualidad más que permitida parecía obligatoria. Cualquier hombre importante tenía su chico y por eso no dejaba de casarse con una mujer y tener familia. Seguro que conoces algunos amantes varones de esta época. Yo creo que fue la religión la que complicó todo porque la vida es mucho más sencilla y poco debe importarnos lo que hagan los demás.
ResponderEliminarUn abrazo