María Luisa Arnaiz
Tigran Tsitoghdzyan
Cuando la Curia romana introdujo la
economía monetaria en los Estados de la Iglesia, quien aspiraba a un favor tenía que
obsequiar a los encargados de los trámites y de las decisiones, de forma que el
comercio de las indulgencias (condonar total o parcialmente las penas en el más
allá) se disparó. Así, el “sacrum negotium” fue uno de los medios para incrementar
las rentas del Vaticano. Pues bien, la renuncia al solio pontificio del Papa
alemán que vino a Valencia, Santiago, Barcelona y Madrid, lugares señalados por
el favoritismo y la “indulgencia judicial”, me ha recordado la prevaricación
electoral mayor de la historia pasada según Albert Housset: la elección de nuestro
primer Austria como emperador de Alemania. Fue un monumental asunto de corrupción
ya que todos los príncipes electores fueron comprados. Ser elegido por unanimidad le costó a Carlos I en junio de
1519 una suma increíble: 852.189 florines, esto es, 2.100 kilos de oro, abonada con
las riquezas de América que iban directamente a pagar los empréstitos. Ahora han tocado a rebato. Hasta la fumata blanca,
¿qué componendas habrá?, ¿o es que no se corrompe el poder espiritual?
Entiendo lo que nos recuerdas del I de aquí y del V de allí. Pero referente al Papa solo digo que Dios lo guarde muchos años, Un abrazo María Luisa
ResponderEliminarNingún mal le he deseado jamás a nadie.
EliminarAguardemos fumata y filtraciones de maquiavélicas conspiraciones (perdón por el pareado).
ResponderEliminarUn abrazo.
Que esperen los desesperados. Me preocupan otras cosas.
EliminarImagínate cómo debe estar el patio, para que un papa renuncie... No quisiera estar yo en medio de tantos navajazos. Besitos.
ResponderEliminarDicen que han triunfado los ultraconservadores.
EliminarLos papas para la iglesia, no creo en ellos, ni del mas alto al mas bajo, pero interesante relato el que nos cuentas, un abrazo
ResponderEliminarEso, allá cada cual con sus creencias.
EliminarSacrum negotium, subliminal pero perfectamente descrito, Maria Luisa. Carlos I: Un avanzado a su era
ResponderEliminarPero servimos los intereses austriacos, no los españoles.
EliminarCuantos años y cuantos siglos de avance y que poco evolucionamos. Por lo de la compra de votos, lo digo. No esta mal, que los grandes vejestorios de la curia, y otras instituciones, abandonen el cargo y den paso a otros con mas empuje. Sin que este hombre, públicamente hablando, me parezca alguien ejemplar, sirva esto, no obstante, para que otros aprendan!
ResponderEliminarNi la salud ni dejar paso a otro son creíbles.
EliminarNo estaría de más que cundiera el ejemplo, sobre todo en nuestra clase política.
ResponderEliminar¿Cómo pedir a los jóvenes que fomenten valores, cuando los que deberían dar ejemplo no los tienen?
Ojalá las renuncias sirvieran de algo.
EliminarPodíamos ponernos a la puerta del vaticano para ver a qué huele.
ResponderEliminarA mí se me antoja que a rancio.
EliminarLeyendo entre líneas de las informaciones (aunque todavía es muy temprano) no tendría conmigo la seguridad de que todo sea como lo pinta Ratzinger en su nota de renuncia.
ResponderEliminarEl poder siempre es poder. El problema es que este poder, según el supuesto fundador de esta iglesia, no debería ser tal, sino servicio.
En fin.
Sí a lo humanitario pero no a costa del control de las conciencias.
EliminarEl poder del espíritu ¿no es algo distinto, y yo diría que opuesto, al poder espiritual? Este último (máxime en ese oscuro contexto pontificio) es casi una contradicción en los términos.
ResponderEliminarDemostrado que el poder corrompe, el espíritu del mismo no puede ser sino la esencia misma de la corrupción, que es lo que la Santa Sede administra y propaga desde hace dos mil años.
Es distinto y yo prefiero el espíritu de vino.
EliminarLo terrible es que un tipo de creencia y su religion consecuente haya llegado a influir de esta forma tan importante en la vida de millones de personas que no tienen (o no quieren tener) nada que ver con ella. Un abraxo
ResponderEliminarInfluye donde se impone. Nosotros somos libres.
EliminarBuena parte de nuestra historia de España desde las luchas entre tropas moriscas y cristianas, pasando por el Descubrimiento, hasta llegar a hoy está marcada por la corrupción.
ResponderEliminarSaludos
Un mal endémico contra el que no se hace nada.
EliminarEn la Plaza de San Pedro, cuando se elige al pontífice, no es necesario atender al color de la fumata, basta oler el insoportable tufo a carroña que emana de ella.
ResponderEliminarEl tufo siempre me ha llegado a la nariz en las aulas.
EliminarA mi tambien me parece ,que el patió esta que se rompe,la corrupción esta minando los grandes pilares ,,uno a uno tendria que renovarse ..luz nueva para grandes penunbras
ResponderEliminarCuanto más sombras, mejor parados salen los corruptos.
EliminarThank you for your comment.
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