PANCRATIUM
MARITIMUM
María Luisa Arnaiz
Martín
Llamedo
El
domingo pasado me sorprendí al encontrar en una plaza una pequeña reunión de
gente que escuchaba a quien pensé que era un mitinero, pero, al ver otro grupo
y al poco un grupúsculo oyendo misa mientras sonaban guitarras bajo un cartelón
con la leyenda “Año de la fe”, no dude de que las concentraciones eran de “Kikos”,
protegidos por Roma y el Gobierno para llevar su catequesis fuera de las
iglesias. “La calle es mía” dijo un ancestro de los actuales gobernantes y,
siguiendo su estela, la Delegada del Gobierno en Madrid prohibió “por cuarto año la marcha atea porque provoca a los católicos”. ¿En serio? Luciano de Samosata contó que el filósofo Demonax había dicho del pancracio -combate- que “no era de admirar que los fanáticos de los
campeones los describiesen como leones” y yo, que tengo por fieras a cuantos
baten el cobre a la Iglesia y sablean con sus recortes, anatematizo al
ministro del Interior por amparar tales abusos y exijo a la Católica que condene el calificativo “de la Virgen” dado al “pancratium maritimum” -azucena, lirio o nardo de
la ídem- por ser una flor salvaje. Apuesto por su otro nombre: “amor mío”.
Pancratium
maritimum
A poco, te convierten
ResponderEliminarHay que promulgar el día de la prohibición con nuestros gobiernos... Mmm, no! son 365 de forma natural.
ResponderEliminarMuchos besos de anís para mi rebelde predilecta!
¿Por qué será que el Poder los vuelve brillantemente estúpidos?
ResponderEliminarDos autenticas maravillas de imagenes! La primera me encanta!
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Bonita flor!
ResponderEliminarSalu2, Mª Luisa.
¡Mejor no se puede decir!
ResponderEliminarUn saludo
Javi
Yo también le apuesto. Un abrazo. Carlos
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