CAPERUCITA Y DON
JULIÁN
María Luisa Arnaiz
Bobbie Moline-Kramer
En “La reivindicación del Conde don Julián”
Juan Goytisolo usa la analepsis en cierto punto para narrar dos casos que le sucedieron
al protagonista de forma simultánea cuando era pequeño: mientras en su jardín una
criada le leía el cuento de “Caperucita Roja”, oyó lo que sobre una vendedora
de flores decían unas vecinas en otro jardín, “atento (él) a la macheteada conversación que le llega de la casa vecina”.
Del cuento supo la versión de Perrault, es decir, la de que el lobo se metía a
pelo en la cama de la abuela, “vente a
acostar conmigo, quieres? sí, abuelita”, y Caperucita, desnuda, lo hacía; por la
conversación supo que la florista recibía en su casa a un hombre, “desde hace dos años la tía sinvergüenza!”, y que una tarde, en que no estaba, meó al niño anormal que tenía, “lo vieron? sí, chica, con el bicho fuera y
luego se abotonó y se fue tan tranquilo”. Estas historias tienen un
contenido sexual con un niño-víctima pero ¿qué le ocurre al protagonista? Va a
la misteriosa casa a espiar y de pronto es atrapado por la mujer que le
pregunta “viste el bicho?”; él lo
niega, ella le dice “¿querías ver dónde
se mete, verdad?” y le obliga “a penetrar
en el virgiliano antro: dejando atrás monte de Venus, labios, himen, clítoris y
orificio vaginal para internarse en la oblicua garganta abierta en la
excavación pelviana y recorrer minuciosamente…”.
Bobbie Moline-Kramer
Gracias al flashback del protagonista, adormecido
por los vapores de kif en un café árabe donde ve imágenes en la televisión
sobre el referéndum franquista de 1966, se vislumbra la finalidad del autor al
tematizar estas narraciones: dado que el niño interpreta el cuento a través de
la historia real y que interioriza su enseñanza (se castiga al que no se
integra en el orden social establecido), cuando en la cuarta parte de la obra
surge otra versión del cuento, “abuelita,
qué bicha tan grande tienes! es para penetrarte mejor, so imbécil! y, al punto
que dices esto, encovarás la culebra en el niño y le rebanarás el cuello, de un
tajo, con tu brillante navaja albaceteña”, sabemos que Goytisolo apunta hacia la desobediencia de la norma (no castigar al transgresor sino al obediente). Así
pues, la violación de Caperucito (Alvarito) por el lobo (Don Julián) y su consecuente suicidio encierran un desafío a la sociedad carpetovetónica española.
Bobbie Moline-Kramer
Mira que me gustas cuando te pones gamberra. Y más como en este caso, con gente tan maja como Juan Goytisolo.
ResponderEliminarUn abrazo de los grandes.
Dominas las mezclas como los mejores disyoqueis. Saltos y brincos
ResponderEliminarOpino como Ester, que eres única para enlazar unas historias con otras hasta redondear aquello que quieres contar.
ResponderEliminar!Hola,Marisa!
ResponderEliminarSiempre me sorprendes gratamente,marisa.
No se puede ir contracorriente porque quizás nos arrastre una tromba de agua.Buenísima historia.Muchos besitos y buena semana.
raro como encendido, todo el texto!!! muy bueno,y bellos los poemas!
ResponderEliminarun abrazo
lidia-la escriba
www.nuncajamashablamos.blogspot.com
Extraño y con gusto agridulce. Tienes un gran equilibrio entre lo que escribes y muestras con imágenes.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un abrazo!
Encendido y refundido. me ha encantado, es como si me hubiera metido un ratito en el infierno y el resto en un bar de copas.
ResponderEliminarMB, María Luisa.
en cambio yo , tengo que leer y releer , para entender...y al fin , comprender!! siempre aprendiendo...besosss
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