María Luisa Arnaiz
Zdzislaw Belsinski
En 1942 los nativos descubrieron que
eran indios,
descubrieron que vivían en América,
descubrieron que estaban desnudos,
descubrieron que existía el pecado,
descubrieron que debían obediencia a
un rey y a una reina de otro mundo y a un dios de otro cielo,
y que ese dios había inventado la
culpa y el vestido
y había mandado que fuera quemado
vivo quien adorara al sol y a la luna y a la tierra y a la lluvia que la moja.
Eduardo Galeano, “Los hijos de los días”
Descubrieron el ansia de poder de otras gentes..que llegaron a arrebatarle lo que era suyo.. Su tierra .. su forma de vida .. todo!
ResponderEliminarUn abrazo
¿Desde cuándo "nos" hemos creado los españoles la mala conciencia sobre las actuaciones del pasado?
ResponderEliminarTenemos un pasado más reciente que se empeñan en no "meneallo".
Besos.
Dios anda demasiado ocupado persiguiendo creaciones futuras. Lo que sucede es que Dios sólo ansía andar a lo suyo; sus munditos, sus axiomas, un modo imperceptible para poder matar el tiempo...y llegamos nosotros, sin un ápice de cordura, con nuestras memeces y acabamos por sacarlo de su casillas. El resto ya sabemos cómo viene.
ResponderEliminarPues nada, que siga tal cual. no entra en mis planes.
ResponderEliminarBesos.
Quinientos años después del infortunio,
ResponderEliminarhay quienes aun viven cedidos a la genuflexión
entregados a lo foráneo
a lo impropio diría yo.
Quinientos años
parecen muy poco para aquellos,
que con su nariz respingadas dicen que estamos
viviendo un subdesarrollo salvaje
Aun el humo espeso de los arcabuces
plena en forma de niebla
las selvas tropicales de este suelo latinoamericano
pero…
Eso importa poco a esos señores amantes del progreso
¡Es el precio de estar a la vanguardia dirán unos!
¡No se puede llegar a la luz sin sacrificios, expondrán otros!
Y mientras tanto aquí estamos, llenos de traición entreguista
tomados por cada uno de los costados de la patria
convertidos en ciudadanos y alejados de nuestra condición humana
títeres de los intereses de transnacionales,
entregados a nuestra propia suerte
y desempolvados
solamente para dar nuestro tributo
en las urnas electoreras;
porque eso somos… un voto…
Hace quinientos años, en estas tierras
habían hombres y mujeres, paisajes y animales
ríos caudalosos, amaneceres y mitos.
Al traspasar el umbral de la memoria solo encontramos
que esa herencia de bravura se extinguió en las hogueras
de los seres que nos llenaron de iglesias y opresión,
hasta destruir nuestra propia identidad.
Al entender lo que sucedió con nuestros antepasados
nos damos cuenta que hemos sido por siglos victimas de lo mismo
hoy estamos a orden de la sacrosanta aprobación de lo foráneo
que nos imponen con indolencia apátrida
los hijos de Colon que aun deambulan como lobos hambrientos
cambiando de manera deshonesta, nuestras almas por espejos.
Quinientos años, una eternidad para nuestros pueblos
que han soportado las nefastas cadenas del progreso
cinco siglos de la maldición que carcome nuestras almas,
nuestros corazones, nuestra hidalguía.
Ahí están; observantes de nuestro amor
los hijos de Caín y Luzbel, los engendros de la noche;
arrancando la esperanza de ser un pueblo libre
buscador de su propia luz, su propia alegría
sus propios pasos, su propia sombra.
A más de quinientos años de esta barbarie
Nuestras playas aun lloran por las pisadas insolentes
que en otras épocas llenaron de sangre y odios
a los verdaderos originarios de esta América.
Por cada flecha rota en nombre del progreso,
nacieron millones de hombres de luz;
un pueblo, sencillamente un pueblo
estoico en ocasiones, otras veces dócil
encerrando en su interior la fuerza de un león.
Sé que al final
lograremos entonar la canción estridente
ese himno de amor que eche abajo
como en tiempos de Jericó
el muro insolente que nos separa
de ser hombres verdaderos.
Libres como el viento…
fuertes como el mar.
Quinientos años han Transcurrido
desde que las flores
marchitaron sus pétalos
pisoteadas por las botas insolentes
de quienes entre humo y arcabuces…
cambiaron la historia
miles de años se perdieron..
se extraviaron
entre las sombras de estas montañas
montañas que fueron testigos
de la inhumana barbarie de una civilización
Pestes, hambre, miseria…
renuncia.
Los pájaros también presenciaron esta destrucción,
al igual que las aguas del arrollo
contaminadas por la ignorancia.
Se talaron los árboles
y sus historias de este suelo,
para construir la nueva Iglesia
la santa iglesia de la dominación.
Los espíritus de los bosques, se llenaron de soledad
al no sentir la oración que les daba la vida
la misma niebla de las montañas se tiño de silencio
de abandono y tristeza.
Los espíritus de las aguas abandonaron los ríos
y marcharon rumbo al sol
en busca del calor de la fe perdida
se perdieron los ritos a la orilla de sus cauces.
Quinientos años después,
la sombra de esa era nos persigue,
nos limita en nuestros sueños
de ser libres en nuestra morada,
nos arranca los sueños de raíz,
nos alejo de la vida,
nos roban la capacidad de soñar
de vivir nuestras propias fantasías
de orar en nuestro propio idioma
a nuestros propios dioses
Entonando el mea culpa como española después de quinientos años, echo de menos en tu interesante oda lo que las oligarquías americanas de habla castellana han hecho y hacen en sus países.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, juglar.