FALSIFICACIÓN

HIPATIA

María Luisa Arnaiz 

Alyssa Monks

   A raíz de ser estrenada “Ágora” de Alejandro Amenábar, muchos conocieron a Hipatia, llamada “la más grande”, una mujer extraordinaria cuyas obras, aunque perdidas, se conocen por Sinesio de Cirene. En 412 el obispo Cirilo, luego santo, fue nombrado patriarca de Alejandría y desencadenó una cruel persecución enardeciendo a sus adeptos para que lucharan contra las creencias paganas. Unos creyentes en connivencia con fanáticos monjes torturaron a Hipatia en marzo de 415 haciéndole sajaduras con afiladas conchas hasta que murió; después quemaron su cuerpo. El crimen se describe en “Historia ecclesiastica” de Sócrates Escolástico, historiador laico coetáneo de los hechos.

Alyssa Monks

   Santa Catalina de Alejandría, cuyo patronímico proliferó en todas las comunidades cristianas europeas desde la Edad Media, ni existió ni es un caso de sincretismo religioso. Es una falsificación. La tradición dice que, ante los múltiples argumentos que empleó para no renegar de su fe, el emperador convocó a los cincuenta sabios más eminentes de Alejandría para que debatieran con ella. Catalina los convenció y logró su conversión; entonces Maximino Daya ordenó ejecutarlos y dispuso que ella muriera en una rueda de afilados clavos. Prosigue la leyenda contando que unos ángeles la enterraron en el Sinaí, desde donde los cruzados trajeron su veneración a Europa. Como no hay documentos que atestigüen su existencia, se la tiene por invención ejemplarizante.

Alyssa Monks

   En “Las mil y una noches” Sherezade cuenta al rey Sahriyar, desde la noche número cuatrocientos treinta y seis a la cuatrocientos sesenta y dos, la historia de la esclava Tawaddud, la cual resumo. Abu l-Husn, hijo de un rico hombre de Bagdad, dilapidó su fortuna quedándole una esclava bellísima, que, compadecida de su infortunio, le suplicó que la vendiera al emir por diez mil dinares, exigiéndole que la probaran; así esperaba compensarle. Cuando Harun al-Rasid la interrogó, se pasmó de su sabiduría y llamó a los sabios, los cuales, tras discutir con ella, reconocieron su superioridad. El emir les mandó desnudarse y salir de la sala, entregó cien mil dinares a Abu l-Husn y le dijo a Tawaddud que le pidiera lo que quisiera. Ella le contestó que la devolviera a su amo y vivieron juntos hasta morir. 

NOTA: Históricamente ninguneada, Hipatia fue cristianizada y fabulada.