GOLPE DE ESTADO

ENRIQUE IV

María Luisa Arnaiz

Giampaolo Ghisetti

   Que Isabel la Católica dio un golpe de Estado para alzarse con el trono de Castilla supongo que es conocido; también que en 1468 fue proclamada heredera de dicho reino  por el Tratado de los Toros de Guisando aunque no haya documento que lo atestigüe. Sin embargo, su abúlico hermanastro Enrique IV, según escribe Alonso de Palencia, enemigo suyo, dijo, agonizante, al ser preguntado sobre la sucesión: “Declaro a mi hija heredera de los reinos”. La ilegitimidad de la Beltraneja -apodo para difamarla como hija del encumbrado Beltrán de la Cueva- no hubiera sido problema para desheredarla (piensen en Alfonso XII, el hijo de Isabel II). Enrique ha pasado a la Historia como el Impotente (Jeronimus Münzer, doctor alemán que estaba en Castilla, afirmó que “tenía un miembro débil y pequeño por el arranque y grande por la punta, de manera que no podía enderezarlo” y Gregorio Marañón le asignó un hipogonadismo en su famoso ensayo), pero lo cierto es que en el acuerdo de Guisando no se objetó la ilegitimidad de Juana para excluirla de la corona sino la nulidad del matrimonio de sus padres: “La reina no había usado limpiamente de su persona de un año a esta parte”, alusión a que su madre, encerrada en Alaejos en 1467, había tenido gemelos con Pedro de Castilla, sobrino del arzobispo de Sevilla.