María Luisa Arnaiz
Luigi Benedicenti
Cuando leí la
deliciosa “Mozart camino de Praga” de E. Mörike en 1984, fecha que estampé en
mi amarillento libro, pensé que la obra no pudo conocerla quien me habló de la
magdalena de Proust y del ‘locus amoenus’
como espacio de lo maravilloso (árbol y agua, lugar del encuentro amoroso).
¿Por qué? Porque el autor describe el que pasó a ser desde entonces “mi”
ejemplo literario favorito, amén de antecesor del proustiano. Veamos. Durante
un alto en su camino a la ciudad dorada, Mozart pasea distraído por un jardín y
oye el murmullo de una fuente: “el
estanque…estaba rodeado por unos naranjos…con los oídos…atentos al chapoteo…y
los ojos fijos en un naranjo agrio…cargado de los frutos más hermosos, nuestro
amigo, ante esa visión meridional, recordó enseguida un encantador suceso de su
infancia...tuvo una reminiscencia musical hacía tiempo borrada…le brillan los
ojos…y le acomete una idea que inmediatamente persigue con ardor…ha cogido por
segunda vez la naranja…Él la ve y no la ve…haciendo
girar…el oloroso fruto…y removiendo entre los labios tan pronto el comienzo
como el tema central de una melodía inaudible”. Asistimos al excepcional
momento creador. En el pasaje del austriaco cuatro sentidos desencadenan la
música: vista, oído, tacto y olfato; en el del francés solo el gusto da pie al relato.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe agrada que te haya gustado.
EliminarMe encanta lo que has puesto de Mozart
ResponderEliminarte mando un beso enorme estamos viendonos por aqui
cariños carmen
EliminarAhora escúchalo. Genial.
Me acabo de dar cuenta lo que es ser un genio: yo he tenido infinidad de veces esa sensación en cualquiera de las placitas de mi ciudad y sin embargo no he hecho ninguna creación ni musical, ni de ningún tipo.
ResponderEliminarNuestro destino es otro, claro.
EliminarLa creación absorbe todo como esponja sensorial...Un color "nos habla", un aroma "nos excita", un sonido "nos envuelve en palabras", un roce "nos inserta en la vientre" y una palabra "nos revienta los poros". El verdadero creador todo siente y engendra en su pensamiento.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Qué no sabréis los poetas?
EliminarMi sonrisa para ti.
ResponderEliminarAhora voy.
ResponderEliminar