DE SEGOVIA A LA
CORTE
María Luisa Arnaiz
Diego Dayer
En el capítulo IV
de “El buscón” Pablos cena con su tío y dos más en Segovia: “Parecieron en la mesa cinco pasteles de a
cuatro. Y tomando un hisopo, después de haber quitado las hojaldres, dijeron un
responso todos, con su requiem eternam, por el alma del difunto cuyas eran
aquellas carnes… ellos comieron pero yo pasé con los suelos solos, y quedeme
con la costumbre; y así, siempre que como pasteles, rezo un avemaría por el que
Dios haya”. En poder de la
herencia paterna que había ido a buscar, sale de la ciudad camino de la corte
en el capítulo V y ve “un hidalgo de
portante, con su capa puesta, espada ceñida, calzas atacadas y botas… el cuello
abierto, el sombrero de lado”. Supone que es un caballero aunque en un giro
corporal “se le cayeron las calzas” y le pidió el borrico por estar “cansado de caminar con las bragas en los puños”; él se apea y lo
ayuda a montar: “espantóme lo que
descubrí en el tocamiento, porque, por la parte de atrás que cubría la capa,
traía las cuchilladas con entretelas de nalga pura”. Reproduzco estos fragmentos para mostrar las vergüenzas de los hideputa que nos están comiendo como picadillo y, rezando un responso, tragan y tragan.
Pues sí, demás nos dejarán el puchero como el del Licenciado Cabra, es decir "¿nabos hay? No hay para mí perdiz que se le iguale. Coman, que me huelgo de vellos comer"
ResponderEliminarPues eso, dentro de nada, potaje de nabos para todos y dar gracias si los hay.
Un abrazo.
A mí ya me han pedido más de una vez las hojas que quito a las hortalizas en la verdulería.
EliminarLa ilustración está más que bien explicada.
ResponderEliminarQué belleza, Fulva.
Quise ser muy cruel hasta con esos trajes a rayas…
EliminarMás que mostradas las hideputeses, con tu genial entrada.
ResponderEliminarBeso!
De lo que se burló Quevedo seguimos penando.
Eliminar¡El hígado!, diría yo.
ResponderEliminar¡Ay, si nos creciera como a Prometeo en un suplicio sin fin!
EliminarEstos van bien cubiertos, buena ropa y bolsillos llenos, dices tu vergüenzas, no les importa, se mofan sin recato. Cuantas veces me habré leído "El buscón" y nunca imaginé que diera para esto. Un abrazo
ResponderEliminarNo he podido olvidar los pasteles hechos con cadáveres. Lo del hidalgo es risa.
EliminarUn post perfecto M.Luísa !!!,,picadillo bien desmenuzado el que estan haciendo estos malvados !!!Salut
ResponderEliminarEllos cuentan astronómicamente, nosotros céntimo a céntimo.
Eliminar¡Así se atranganten tanto hideputa de la puta puta!
ResponderEliminarY el desatragantador que los desatragante…
EliminarSí, tragan y tragan a costa del resto...
ResponderEliminarUn beso.
Nunca tienen bastante los lacayos de los poderosos.
EliminarNadie como el genial Quevedo y su Buscón para definir a esta banda de desalmados que nos gobierna.
ResponderEliminarSaludos.
Aunque era un retrógrado, su lengua sigue afilada.
EliminarBien, María Luisa, suena a pataleo pero tan necesario como cierto.
ResponderEliminarOjalá pateáramos todos los que estamos convencidos de que nos van a eliminar con un clic.
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