PSIQUE Y EROS II/IV
María Luisa Arnaiz
Louis Treserras
Colmó a sus
hermanas de riquezas y ellas, ante el regalo con que vivía y envidiosas de su
suerte, le preguntaron por su amor. Psique salió del paso pero ellas se
quejaron de su mala fortuna y se aliaron para que transgrediera la promesa
hecha a su marido. De nuevo él la
previno contra la asechanza e incluso apeló a la hija que gestaba para que
guardara su secreto. Al conocer su embarazo, se alegró tanto que le
convenció de no hacerlo. Poco después las hermanas regresaron y le dijeron
sabemos que duermes con una serpiente que te devorará antes de parir.
Horrorizada y sin saber qué hacer, las escuchó. Coge una lámpara y un cuchillo, y, cuando se haya dormido, de un tajo
seco le separas la cabeza del cuerpo. Al ver a Eros, tiró el arma y
contempló su divina cara, el rubio pelo perfumado
con ambrosía, la blanca frente, las mejillas rosadas, las alas húmedas como flores palpitantes, su
bello y terso cuerpo… Extasiada, se pinchó el pulgar con una flecha… ¡Se enamoró! Entre la excitación y el éxtasis una gota de aceite
hirviendo de la lámpara cayó en el hombro del dios. Eros despertó y, viéndose
traicionado, alzó el vuelo. Ella le agarró una pierna hasta que, exhausta, fue
al suelo…
La chica del retrato está un poco pálida, como contrariada.
ResponderEliminarMª Luisa:
ResponderEliminarLas hermanas precipitaron los hechos. Estoy seguro que la curiosidad habría impulsado antes o después a Psique a ver la cara del amante. Si hubiese sido al revés, él también habría tenido curiosidad por conocer el rostro de la amada.
Salu2 psíquicos.
impresiona el retrato
ResponderEliminarUm texto que permite refletir sobre as relações entre as pessoas.
ResponderEliminarAbraço
Buenísimo! Creo que voy a releerlo de nuevo!
ResponderEliminarGracias por el relato.
La gente de este nivel no se alegra, exulta, que debe ser una alegría de gama alta.
ResponderEliminar¿TRAICIÓN O IGNORANCIA?, ¿es esa la disyuntiva?. Si ingenua fue la promesa de Psyque, más ingenua fueron las expectativas de Eros: era insostenible para una humana permanecer en el desconocimiento. Claro, miraba desde la perspectiva de un dios, y los dioses no nos entienden, están demasiado altos.
ResponderEliminarLa envidia que mala es...
ResponderEliminarEnamorarse, ay, esa cosa olvidada. Feliz tarde, M.L.
ResponderEliminar¡¡¡Muy bueno, como todo lo tuyo, María Luisa!!!
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