PSIQUE Y EROS I/IV
María Luisa Arnaiz
Louis Treserras
Psique, la
bellísima hija menor de un rey, selló su destino cuando eclipsó la belleza de
Afrodita, pues la diosa pidió a su hijo Eros que la vengara haciendo que se
enamorara del último de los hombres.
Sus dos hermanas se casaron con príncipes y, como a ella no la cortejaban, su
padre decidió consultar el oráculo. No
esperes de estirpe humana yerno sino verdugo… Conducida a la roca en la que
debía esperar al pretendiente, aguardó llorando y con miedo hasta que el céfiro
la transportó por los aires a un prado cuajado
de césped en flor, donde vio un maravilloso palacio en el que penetró. Unas
voces le dijeron que eran sus criados, aparecieron manjares, se oyó cantar y
tocar la cítara… No vio a nadie. Se durmió. A media noche un ruido la despertó
e intuyó la llegada del esperado. ¡Ay, su virginidad! El amante la hizo suya y
desapareció. Así transcurría el tiempo y una noche el amado, al que no podía
ver pero sí tocar, la previno contra la llegada de sus hermanas. Lloró todo el
día y en la cama él le dijo ¿qué puedo
esperar como marido tuyo?… Haz lo que quieras pero recuerda que te he avisado.
Tras mucho rogarle, le permitió recibirlas advirtiéndole que la inducirían a
verlo y, si lo hiciera, lo perdería. Ella le aseguró que lo amaba tanto…
y hasta hoy
ResponderEliminarY encendió la luz a media noche y se acabó, a psique no le funcionó la inteligencia
ResponderEliminarPsique era humana, mortal. Yo diría que le funcionó la inteligencia perfectamente, como a cualquier humano. Quiso ver. Pretender que un humano ande a ciegas, es pretender la muerte de su conocimiento, que enciende la luz para examinar y aprender.
ResponderEliminarQuizás los dioses humanos, asnos de oro, no hubieran encendido la luz. Yo me identifico con psique y reivindico el conocimiento, que no la fe en las promesas ajenas.
La curiosidad humana tiene eso, que queremos saber y luego nos arrepentimos de haber sabido... A pesar de todo, mejor saber ¿no?
ResponderEliminarSalu2, Mª Luisa.
Allá cada uno con su curiosidad,pero si uno no arriesga,no gana.
ResponderEliminarUn abrazo,Mº Luisa.
Se arriesga siempre por un fin. Uno es capaz de sufrir lo indecible por algo cuyas consecuencias conoce, luchar, incluso arriesgar su vida. Pero que riesgo nos incita a correrlo, si desconocemos todo sobre él. LA CEGUERA NO ES UN RIESGO, SINO UNA DESGRACIA.
ResponderEliminarSeguiré con atención cada una de las cuatro partes en que has dividido la mitológica historia de amor entre Psique y Eros, que aunque ya conozco, me intriga descubrir hascia dónde nos quieres llevar. Seguro que a unos de tus sorprendentes finales.
ResponderEliminarLeer esta serie al revés del tiempo tiene su aquél. MB
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