GALEOTES

SU VIDA ERA SU ESPACIO

María Luisa Arnaiz

Truls Espedal

   “... traía una cadena al pie tan grande que se la liaba por todo el cuerpo, y dos argollas a la garganta… Preguntó Don Quijote que cómo iba aquel hombre con tantas prisiones” y le respondieron que “porque tenía…más delitos que todos los otros juntos, y… temían que se les había de huir”; su escudero añadió: “esta es cadena de galeotes, gente forzada del rey, que va a las galeras”. Carlos V había instituido en 1530 la pena de galeras y al principio la condena suponía uno o dos años, tiempo suficiente para convertir a los individuos en piltrafas, luego se sustituyó la cadena perpetua a galeras por la de diez años a sabiendas de que nadie la resistiría (los vagabundos penaban cuatro, los rufianes, blasfemos, bígamos y perjuros, diez). Los galeotes, unos ciento setenta por nave, encadenados a los bancos, solo podían moverse algo más de un metro, sufrían las inclemencias del tiempo, se hundían con las naves, se abrasaban en los incendios pero, al grito de “ropa afuera” y recibiendo latigazos, tenían que remar hasta caer exhaustos o morir. Sus cadáveres se tiraban al mar. Por toda pitanza almorzaban una caldereta de habas cocidas con agua (se ahorraba el aceite pactado) y excepcionalmente recibían garbanzos, como en Lepanto; cenaban mazamorra, un caldo hecho con las sobras de galleta, pan de salvado medio fermentado del que les daban unos setecientos gramos al día; esas raciones eran aumentadas con vinagre y un litro de vino si se requería un esfuerzo adicional. La falta de higiene, los piojos, las pulgas y las ratas que propagaban la peste y el tifus hacían estragos entre los remeros y consta que en vísperas de la Armada Invencible hubo cuatrocientas noventa y ocho bajas por defunción. Y ¿qué decir de los tormentos? Dice el doctor Clavijo que el médico Pedro López de León hizo una cura a un forzado a quien un capitán “mandó estropear” suspendiéndolo a la antena durante quince minutos con dos balas de cañón atadas a los testículos: los testes se le pusieron “negros como la pez” y se le desprendieron.

¡VACACIONES!

NOTA: Mi agradecimiento a cuantos habéis dejado un comentario durante el mes de agosto.