FLAMENCA
María Luisa Arnaiz
Amantes, Nicoletta
Tomás
Archambault de
Bourbon, recién casado con Flamenca de Nemours, sospechó que el rey se había prendado
de su mujer y la encerró en una torre, dejándola solo asistir a misa y
ocasionalmente a los baños. Pero Guillermo de Nivers se enamoró “de oídas” de ella y se propuso
conquistarla. Como solo podía acercársele cuando un monaguillo ofrecía un
libro a los feligreses para besarlo en señal de paz, ofició de monago un
domingo y le dijo en un tono casi imperceptible: “Ai las!” (¡Ay
de mí!). Flamenca se demudó pero al domingo siguiente, mientras
besaba el libro, musitó “Que plans?”,
comenzando una conversación que duró veinte días (incluidas las fiestas de
guardar) puesto que los expectantes enamorados solo podían emitir dos sílabas cada vez. Transcribo el
diálogo que, iniciado un siete de mayo, concluyó un dos de agosto en los baños.
Él – Ai las! (¡Ay de mí!)
Ella – Que plans? (¿De qué te quejas?)
Él – Mor mi. (Me muero)
Ella – De que? (¿De qué?)
Él – D’amor. (De amor)
Ella – Per cui? (¿Por quién?)
Él – Per vos. (Por vos)
Ella – Qu’en puesc? (¿Qué puedo hacer?)
Él – Garir. (Curar)
Ella – Conssi? (¿De qué modo?)
Él – Per gein. (Con ingenio)
Ella – Pren l’i. (Tómalo)
Él – Pres l’ai. (Ya lo he tomado)
Ella – E cal? (¿Y cuál?)
Él - Iretz (¿Iréis?)
Ella – Es on? (¿A dónde?)
Él – Als banz. (A los baños)
Ella – Cora? (¿Cuándo?)
Él – Iorn breu. (El próximo día)
“Flamenca”,
Anónimo, siglo XIII
Nicoletta Tomás
Καλώς σε βρήκα!Έχεις ένα πολύ ωραίο blog!Πολύ ενδιαφέρουσες οι αναρτήσεις σου!
ResponderEliminarΚαλό απόγευμα!
I’m very grateful for your opinion! Best, wild rose.
ResponderEliminarQué belleza de blog nos brindas!
ResponderEliminarEncantada de conocerte María Luisa, gracias por permitirlo. Me gusta mucho que seas una "entusiasta" según tu propia definición.
Un abrazo.
Antes de saber el origen de "entusiasmo", ya me gustaban todas las Artes.
ResponderEliminarSaludos, Sara.
Está bien la historia, la pena es que no sabemos si acabó en amor eterno, o en simple amorío.
ResponderEliminarCuenta la leyenda, que en la Cueva del Conde, vivieron un tiempo dos jóvenes enamorados. El, humilde labriego, ella la hija del Conde. Como quiera que el padre no aceptara aquella relación, tapó la cueva con maleza y le prendió fuego con hija y labriego dentro. La cueva también lleva el nombre de Cueva del Forno.
Bastante bruto el señor Conde.
Silabas breves y concisas para una cita que demora en incertidumbres...¡¡¡Que bonita Historia!!! Me ha encantado...Una maravilla.
ResponderEliminarUn abrazo.
Alfredo, tu leyenda es espeluznante. ¡Qué tiempos! En una y otra historia se huele el querer dominar a la mujer.
ResponderEliminarSaludos.
Hola, Pedro Luis: qué astuto el hombre que picó de curiosidad a la mujer, ¿verdad?.
ResponderEliminarSaludos.
Me encanto la historia,... y como me a gustado la cantidad de imagenes que tienes en tu blog son muy bellas todas.
ResponderEliminarabrazos a tu alma..
Muy agradecida por tus palabras, Ramonika. Nos seguimos por este medio, ¿de acuerdo?
ResponderEliminarSaludos.
No conozco esta artista, tu blog es muy interesante! Chau, Arianna
ResponderEliminarComo siempre, me dejas encantada y con ganas de seguir leyéndote. ¿Quién sabe lo que es el amor y en qué consiste? Puede ser enamorarse de una nuca cuando se viaja en autobús, o de la mano que pasa las hojas del libro a nuestro lado en la biblioteca, o de un aroma que nos llega de repente. Abrazos
ResponderEliminarMabel
Hola, Arianna: gracias por tu amabilidad. En cuanto a la artista, es madrileña y se dice autodidacta. La conocí por sus ilustraciones.
ResponderEliminarSaludos.
Todavía se sigue especulando acerca de la naturaleza del amor, de modo que continuemos con su magia.
ResponderEliminarUn abrazo, Mabel.