FEDERICO Y LA
POLÍTICA
María Luisa
Arnaiz
Ramiro Ramírez
Hace unos días oí
de pasada algo que relacionaba a García Lorca con el movimiento de los
Indignados pero pensé “si echan mano del poeta…”. Supongo que nadie ignora que
el granadino era apolítico, por eso transcribo algunas de sus opiniones. A Dámaso Alonso: “Yo no sería
nunca un hombre político. Soy revolucionario, porque no es verdadero poeta
quien no sea revolucionario… Pero hombre político ¡nunca, nunca!”. A
Luis Bagaría: “Canto a España y la siento
hasta la médula; pero antes que esto soy hombre de mundo y hermano de todos.
Desde luego no creo en la frontera política”. A Edgar Neville: “Me voy -me dijo- porque aquí me
están complicando con la política, de la que no entiendo nada ni quiero saber
nada… lo único que deseo es que todo el mundo trabaje y coma”. Rafael
Martínez Nadal escribió en el prólogo de “The Dolphin” que Federico le dijo: “No soy ningún tonto; están haciendo política
de mi “Rosita”, y eso no lo consiento”; y Guillermo de la Torre : “Federico no había tenido jamás la menor relación activa con la
política… jamás habría pensado en inscribirse en un partido ni en suscribir
ningún programa político”.
Vivió en casa de los Rosales y fue su amigo, no se lo han perdonado.
ResponderEliminarUn abrazo
Esa amistad y tantas otras…
EliminarInteligente Federico, como pocos...
ResponderEliminarUn cordial y silencioso saludo .
Talento y sentimiento en una pieza.
Eliminar¡Qué asco de política! ¡Ay si Federico viera como está el panorama!, entonces si que iba a salir corriendo.
ResponderEliminarFuturible: ¿volvería a su Granada?
EliminarLa imagen que acompaña al excelente resumen de la actitud de Federico ante la política -quizá si hubiera estado más enterado de la política no se le hubiera ocurrido nunca volver a Granada, para que lo mataran- podría muy bien servir en las clases de 'anatomía prodigiosa', ¡que omóplatos!
ResponderEliminarSeguramente pecó de ingenuo.
EliminarNunca fui capaz de sentenciar esa tendencia conocida de FGL. La formación, equivocada o no, inculcada a la mas tierna edad, hace milagros, María Luisa.
ResponderEliminarPero luego cada hijo “sale” de una manera.
EliminarEs que la indignación no tiene que estar unida a la política. La indignación esta mas cerca de esa revolución de la que si presumía García Lorca ante Dámaso Alonso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tienes razón. Suscribo tu punto de vista.
EliminarSer, como no ser, apolítico equivalaldría a ser, o no ser, reincidente revolucionario de las causas justas.
ResponderEliminarY FGL lo fue. Y por serlo, y por su integridad, fue a caer como un cordero bajo sus verdugos. (Que siempre se consideraron apolíticos. Eso mismo. Y traidores. También)
Ser, como aparentar no ser, apolítico, lejos de ser virtud suele ser ignominia las más de las veces.
Abrazo
No puedo estar más de acuerdo contigo.
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