María Luisa Arnaiz
Gerd Bannuscher
Hay en “La lozana
andaluza” un episodio en el que un canónigo deja embarazada a una cortesana y
se llama a Lozana para curarla porque “está
mala de la madre”. La enferma se queja de que el canónigo “no quiere hazer a mi modo” y el aludido
replica: “¿Qué quiere que haga? Ha veinte
días que soy estado para cortarme lo mío, y… creo que me lo cortarán”.
Lozana, que sabe “medicar la natura de la
muger y la del hombre”, le dice: “dexá
hazer a mí, que es miembro que requiere halagos y cariçias y no crueldad de
médico”; el canónigo le contesta: “desde
agora lo pongo en vuestras manos… él y yo os obedeceremos”. Lozana le
indica el remedio y la cortesana le pregunta por el suyo. “Señora, sahumáos por abaxo con lana de cabrón, y si fuere de frío o que
quiere hombre, ponelle un çerote sobre el ombligo”. Traigo este pasaje por
la rimbombancia con que declara el ministro ultramontano sobre su ley del aborto: “Por primera vez
en España ninguna mujer… y eso lo ha introducido un Gobierno del PP”. Qué ‘lapsus linguae’. Me recuerda cómo, para acallar las conciencias,
los católicos atribuyen los males al pecado, de modo que pienso en “Ya me comen; ya me comen, / por do más
pecado había” del rey don Rodrigo y de tantos populares.
¡Ah, los tapujos! Estos hipócritas siempre poniendo una vela a Dios y otra al Diablo.
ResponderEliminarMuy bella la imagen.
Que pena dan los cercanos al dios de la moral privada
ResponderEliminarVaya tiempos¡ y se repiten...Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarVamos a tener que recurrir a "lozanas"para remediar entuertos, mientras que otras sus entuertos los arreglan en Londres.
ResponderEliminarEl dios equivocado..
ResponderEliminarEl demonio lo llevan dentro y ... siempre se escapa, ML.
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