NI HABLAR DEL PELUQUÍN
María Luisa Arnaiz
Joongwon Jeong
Estaba el sábado un
gaviota en la ciudad de cuyo equipo de fútbol se dice en el habla que tiene más
moral que ningún otro y soltó, tras conocer que el juez Ruz ve indicios de “cierta corriente financiera de cobros y
pagos” no reflejada en la contabilidad oficial de su partido: “somos tan honrados como todos”. ¡Ni
hablar del peluquín!, señor. Honrado significa “íntegro en el obrar” y hay
demasiadas gaviotas que se llenan los bolsillos de comisiones o de impúdicos
sueldos. Argumentar con ese “todos” es propio de gente de doble moral y doble
muchas cosas, que aconseja como la madre a la jovencita pretendida por un viejo
que se adoniza con un postizo: “como
viene con buen fin, / andando a la sacristía / y ¡ni hablar del peluquín!”;
claro que también podría ser por chulería, entendida al modo de los gorilas del
príncipe heredero. Preguntado este por una periodista en el reportaje “Le crépuscule d´un roi”, emitido el
lunes pasado en Francia, sobre los negocios de su cuñado, no se le ocurrió otra
cosa a uno de ellos que decirle: “No se
le pueden hacer preguntas a los miembros de la Casa Real ”. Y el
heredero calló.
El que este libre de pecado que tire la primera piedra. Mires a un lado o a otro hacia arriba o de canto no hay honradez, ni honestidad, roban y mienten para seguir robando. Un abrazo
ResponderEliminarquien calla, otorga
ResponderEliminarQuien mucho predica su virtud ... Feliz noche, María Luisa
ResponderEliminarQue se vayan ya, verás como no se le hacen preguntas.
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