BUFONADAS
María Luisa Arnaiz
Actores itinerantes,
Goya
Documentados desde
finales del XV en las cortes europeas, los enanos llegaron a alcanzar incluso
título oficial; entre nosotros son conocidos los que estuvieron al servicio de
los Austria, gente loca y simple que entretenía a la corte. Con estos personajes
había que tener cuidado “para que no
suceda el faltar de los aposentos de la reina algunas cosas, como ha sucedido,
y lo mismo en los míos... Cuando salieren... los muchachos y los locos no los
dejen ir hasta haber sabido de los reposteros de camas si falta alguna cosa”,
pero les estaba permitido hablar a las augustas personas como a nadie se le
hubiera tolerado. Siguiendo a Moreno Villa, que catalogó a 123 “hombres de placer que dejaron huellas en el
Archivo Administrativo del que fue Palacio Real en Madrid”, vean algunos.
Isabel Clara Eugenia y
Madalena, atribuido a Sánchez Coello
A Felipe II sirvió Madalena
Ruiz, a quien tanto el rey como las infantas Isabel y Catalina tenían en gran
aprecio. “Madalena me dijo hoy que
escribiría y hasta agora no ha venido, que no sé qué se trae estos días que
parece muy poco. No sé si el vino tiene alguna culpa de esto; y bueno me
pondría si supiese que yo escribo tal cosa” les dice a sus hijas en 1582
desde su nuevo reino, Portugal, a donde le había acompañado la enana loca. “Madalena anda muy alegre con mi hermana,
aunque muy rota una ropa… yo tengo la culpa, que no le he dado nada, aunque
ella no ha dejado de acordármelo”. Felipe III renunció a los enanos y
Felipe IV se rodeó de ellos. De don Sebastián de Morra dijo Marañón que las
damas lo querían extremadamente porque era un modelo de lujuria.
Don Sebastián de
Morra, Velázquez
De Diego de Acedo
se lee en el registro oficial de la corte que el aposentador Marcos Encinillas,
celoso, mató a su mujer porque no lo encontró en su casa (había ido de caza con
el rey). Fue un gran seductor y tuvo cargo en la Secretaría de Cámara.
Diego de Acedo, El
Primo, Velázquez
De Juan Calabazas, “Calabacillas” o “El bobo de Coria”, decía Unamuno que era ejemplo de filósofo porque quien
es memo lo puede disimular riendo.
Del enano con
cretinismo que tuvo el príncipe Baltasar Carlos dice Moreno Villa: “por mi indagación sabemos desde hoy que el
supuesto Niño de Vallecas se llamaba Francisco Lazcano, y era de Vizcaya, por
lo que le llamaban “El vizcaíno”.
El niño de Vallecas, Velázquez
De Maribárbola de “Las meninas”, la alemana María
Bárbara de Asquín, se sabe por Gómez de la Serna que se incorporó al servicio del palacio “con paga, raciones y cuatro libras de nieve
durante el verano”; junto a ella está Nicolasito Pertusato, de unos treinta
años, que llegó a ser Ayuda de Cámara.
Maribárbola y Nicolás
Pertusato, Velázquez
El último Austria
que ordenó pintar a la gente de placer de la corte fue Carlos II, muerto a los
39 años como “engendro” de la dinastía, “no
tenía ni una sola gota de sangre, el corazón apareció del tamaño de un grano de
pimienta… tenía un solo testículo negro como el carbón y la cabeza llena de agua”
escribió su forense. Tras el Hechizado, el primer Borbón en el trono español
imitó a su abuelo Luis XIV pues, nada más llegar a Madrid, eliminó a los enanos
y bufones.
Y faltan los "enanos toreros", que bien se reflejan en la película "Blancanieves" de Pablo Berger.
ResponderEliminarAhora no los dejan trabajar, dicen que la gente se ríe de ellos pero eno les importa que ellos lloren de hambre. Mundo retorcido.
ResponderEliminarEl sábado fue la fiesta de mi casa y mi nieta se disfrazó de Nicolasito, jeje
Diversiones "austríacas", sí.
ResponderEliminarMe encantó el repaso, Marisa. Un auténtico disfrute.
Un beso.
Jatetú! Siempre pensé de pequeño que me gustaría haber sido enano para disfrutar de esas hermosas y grandes mujeres, como el niño que sueña con un enorme pastel
ResponderEliminarSalud
Aunque fuere en sentido figurado, ay, ML, si hoy pudiéramos hacer lo mismo
ResponderEliminarCuando era niña, vivía en mi pueblo una familia de enanos, relegados por voluntad propia, según parece, en un paraje a las afueras. Cuando bajaban al pueblo, en contadas ocasiones a comprar, suscitaban toda clase de comentarios y burlas.
ResponderEliminarSiempre los admiré, porque a pesar de su deformidad y pequeñez caminaban con altivez.
De la presencia de los enanos en la aristocracia que hoy nos traes, María Luisa, creo que los tenían como contrapunto grotesco a su perfección y magnificencia. Seguramente, por este motivo Carlos II pensaría que todavía había alguien más imperfecto que él.
¡Ay, la condición humana!
ML: Leíste el libro "Chiquita" de Antonio Orlando Rodríguez, premio Alfaguara? Es de una mujer enana fascinante para todos.
ResponderEliminarY pensar que todos somos los enanos de los que mueven los hilos. Unos más acomplejados que otros, pero para el divertimento de otros. Espléndida entrada!
Muchos besos.
Conozco a dos, uno un Señor ya mayor y a una niña pequeña de unos 6 años, y sabes que?, te he leído con sumo interés y aprendido lo que no sabía, lo cual me agrada mucho, pero me quedo en el problema de que no se que más decirte, desde el nacimiento de esta niña que te comento, no tengo palabras, solo el sentimiento de que no le hagan daño,que no le hagan sufrir...
ResponderEliminarBesos muchos ♥♥♥