María Luisa
Arnaiz
Valeriy Belenikin
En el Teatro Novedades de Madrid un 18 de diciembre de 1905 se produjo
un altercado entre el público y La Fornarina. Los implicados terminaron en la
delegación gubernamental y así se registraron los hechos: “Que…al
término de la actuación de la señorita Vello, en calidad de cupletista, el
señor D. Francisco Belmonte, en calidad de admirador, se levanta de su butaca
de patio, se dirige al escenario y le ofrece a la gentil artista un presente en
forma de melón, con tarjeta y todo. Que (ella)…se siente ofendida…al recibir
semejante cucurbitácea...Que…reacciona airadamente y amaga con tirarle el melón
a la cabeza al pretendido admirador…Que pasa del amago al cumplimiento y le
estampa en la cabeza el mencionado melón a su donante…Que…los cuerpos de
seguridad…sacan porras y silbatos y ejecutan la detención del mencionado
individuo,…del melón como cuerpo del delito y de la señorita Vello…Que,
saliendo del teatro, se organizó en el exterior una espontánea manifestación
formada por los partidarios de una y otra parte…”.
Valeriy Belenikin
La relación entre
estos espectáculos sicalípticos (palabra derivada de sicomoro, σῦκον, higo, y ἄλειψις, frotamiento, con el
significado de malicia sexual, picardía erótica) y el putaísmo se deduce de
inmediato y se comprenden los asaltos de un público reprimido, incitado, valga
el ejemplo, por el “Vals de la regadera”, que marcó un hito en 1907: Tengo un jardín en mi casa / que es la mar
de rebonito / pero no hay quien me lo riegue / y lo tengo muy sequito. / No encuentro ni un jardinero / y es el
caso extraordinario. / Entre tanto caballero / ¿no hay ninguno voluntario? El
género desapareció hacia 1915 y en su lugar triunfó el “cuplé”, sagazmente planificado para restaurar la moral del pueblo y
domesticarlo en sus pulsiones; reconvertido en “canción española” bajo el
franquismo, continuó con el entontecimiento y la represión sexual de los
españoles.
Buenisimo...
ResponderEliminarMe ha encantado
Por cierto soy Pérfida
Un saludo coleguita
Ese buen rato que has pasado leyendo me lo debes, coleguita.
EliminarBesos.
¡La que se armó por el melón...! Así, al pronto, no se me ocurre en qué sentido pudo ofender a la señorita Vello y es que no vemos ni el rostro del admirador, ni su actitud ni el propio melón. En cuantoa a esas canciones más pícaras, no han dejado de perdurar en las canciones populares. Aquí te dejo una: "La Loles tenía un conejo pequeñito y juguetón/ que a los 18 años a su novio le enseñó/ el novio que era hortelano y en su campo criaba coles/ guardaba los tronchos gordos pa' el conejo de la Loles". Saludos cordiales.
ResponderEliminarCaramba, con el juego que ha dado la Loles. De pronto he pensado si no sería pariente de aquella Dolores de Calatayud.
EliminarUn beso.
Me he reido con su post. La censura franquista tuvo que hacer trabajo extra para que lo le colasen canciones "picantes.
ResponderEliminarsaludos
Si, como cantar "apoyá en el quicio de mi casa un día" en lugar de "en el quicio de la mancebía". La Piqué cantaba la letra y luego pagaba la multa.
EliminarBesos.
desde luego se te han quedado los bajos estupendos. Este Antonio es muy mañosico! Un abrazo
ResponderEliminarEn primer lugar, él se buscó a un amigo que lo introdujera en los bajos fondos; y en segundo, hizo tantos méritos, que mira lo que puedo presumir.
EliminarUn abrazote y un besote.
Realmente acogedora tu casa y esta mañana comencé el día riendo con tus entradas que me dio tiempo a ver, así que me quedo con tu permiso.
ResponderEliminarUn buen comienzo para mí y si sonreiste, mejor.
ResponderEliminarBesos.
il tuo blog è stupendo. Grande abbraccio.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu elogio.
ResponderEliminarBesos.