María Luisa Arnaiz
Adrian Borda
Es sabido que el diablo
se ha pasado la eternidad cargando armas. No se le ha escapado ninguna. Ni
cañones, ni arcabuces del medioevo, ni rifles, ni pistolas, ni revólveres, ni
metralletas, ni fusiles, ni obuses, ni bombas, ni misiles, ni tanques, ni, ni,
ni. En las últimas décadas el trabajo del diablo ha aumentado considerablemente.
Arsenales por todas partes, uno de cada diez habitantes tiene un arma. Usted
mismo guarda un arma en el cajón del escritorio. Ese vecino que tanto molesta,
también. El pobre diablo no da abasto con tantas armas que cargar. Tan cansado
está que ha decidido retirarse. Hasta que esto ocurra (porque no hay fecha
cierta), seguimos rezando por la paz del mundo y ocultando los revólveres lo
más lejos posible del alcance de los niños.
Orlando van Bredam, “Las armas que carga el diablo”
Lindo texto.Realmente precisamos rezar muito, pois o homem está cada vez mais armado e desalmado.
ResponderEliminarUm xero!!!
¡Armado y desalmado! Sus palabras no podrían resumir mejor lo que también yo pienso.
ResponderEliminarUn cordial saludo.