María Luisa Arnaiz
La toilette intime, Louis Léopold Boilly
Según el DRAE, la
voz bidé proviene del francés “bidet”, caballito,
y se trata de un “recipiente ovalado
instalado en el cuarto de baño que recibe el agua de un grifo y que sirve para
el aseo de las partes pudendas”. Al margen de las obsoletas “partes
pudendas” (¿tendría que ser más explicita si no fuera internacional la palabra
bidet?), tal vez no ignoren que los romanos construyeron baños públicos allá
por donde extendieron su imperio y que los árabes no se quedaron atrás en
cuanto a higiene y edificaron lujosos o sencillos hamanes. Entonces, ¿por qué
los españoles olvidaron el aseo entre los siglos XV-XIX? No lo sé con certeza
pero les traslado la respuesta de fray Luis de Escobar a don Fadrique Enríquez,
almirante de Castilla, que le preguntó en 1545 si era pecado ir a los baños.
Hela por encima: “que los que en ellos se
juntan / hacen pecados mortales. / Que se hacen lujuriosos, / delicados y
viciosos / con achaque de salud, / quedan flacos, sin virtud / … Que los baños
pueden ser / al enfermo beneficio, / mas quien lo toma por vicio / tórnase
medio mujer”. La misoginia se aprecia en la conclusión, luego ¿ha de ser
desaseado el hombre?, ¿habrá influido una vez más la religión en este asunto?
Creo que fue en el Monasterio de Las Huelgas, en Burgos, donde me contaron que Isabel La Católica llevaba 6 o 7 faldas, una encima de la otra, para que oliera bien el palacio, vamos.
ResponderEliminarLo que me resulta tan difícil de creer es que hayamos llegado hasta nuestra generación.
Tienes un bello blog, es estético, didáctico y abierto. Me gustó, si señor.
ResponderEliminarMe quedo, con tu permiso.
Un abrazo.
HD
Dice Karin Sagner, en su libro "Mujeres deseadas, mujeres bellas", que hasta el S.XIX -como señalas- el baño era algo superfluo e incluso insano, pues se creía que el agua al penetrar en el cuerpo lo dañaba. Como "bien" dice Escobar, se tomaba por prescripción médica. Apenas se usaba el agua para lavar manos, boca y, rara vez, rostro. Se recomendaba restregarse en seco, frotándose con polvos, aceites y perfumes "limpiadores". El aseo personal se hacía en el guardarropa, que era donde se instalaba el bidé. Eso sí, en los ambientes acomodados la ropa interior debía estar impoluta, aunque el aseo corporal no estuviera a la altura.
ResponderEliminarUn placer, como siempre, leerte. Siempre que te visito encuentro algo interesante.
Un abrazo.
P.S. Para saber más sobre los hábitos de higiene femeninos y su evolución en la historia, es muy recomendable el libro citado. Está editado por MAEVA y las ilustraciones que se comentan son bellísimas. Un paseo por la historia de la higiene, a través de la pintura.
Mil gracias por dejarme la estela que dirige a tu morada habitada por arte y belleza. Muchos besinos y sin esperar ser molestia yo también me quedo a habitar en ella.
ResponderEliminarNo ha tanto tiempo, en mi Barcelona natal, ir a los baños de la Plaza catalunya era casi un pecado mortal
ResponderEliminarCreo que fue proverbial esa falta de higiene, y esa alergia a los baños públicos. Y tal y como lo veo (o lo huelo, mejor dicho) tu hipótesis sobre la influencia eclesiástica es más que hipótesis. ¿En este caso podría decirse que más que misoginia, es machismo? Bueno, es un matiz sin ninguna importancia. Que, por otra parte, viene a demostrar que la libertad sexual en las épocas de los baños públicos era tan elevada que quizá sorprendería a muchas mentes actuales.
ResponderEliminarCuriosamente ...belo....No meu entender ...os tempos mudaram muito Maria Luiza .Com um beijo Pedro Pugliese
ResponderEliminarTambién lo de la camisa de Isabel la Católica o la de Isabel Clara Eugenia… Algo de veracidad deben tener estas historias.
ResponderEliminarSaludos, Marcos.
Pues andaremos juntos un buen trecho.
ResponderEliminarGracias, Humberto.
Hola, Salamandrágora, vengo sospechando que tenemos gustos en común, lo que es de mi agrado. Gracias por la recomendación (tengo el de las lectoras).
ResponderEliminarUn beso.
¿Qué tal, OZNA-OZNA? De tu tierra a la mía deslicémonos por la bisectriz.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo.
Uf, lo que tendrían que disimular las pobres gentes.
ResponderEliminarGracias, Enrique, por la información. Un beso.
Qué razón tienes en cuanto a la libertad sexual de que gozaron nuestros compatriotas hasta el siglo XV. Si es que basta poner el marbete de “pecado” para que asome la represión.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Amando.
Sí que cambiaron. ¡Menos mal!
ResponderEliminarUn abrazo, Pedro.
Precioso el cuadro. En cuanto al aseo, hay una época que se extiende hasta momentos bastante cercanos en el tiempo, en que las mujeres que se lavaban demasiado tenían, no sé por qé, fama de casquivanas. Y todavía cuando yo era niña en ciertos pueblos de la España profunda, se prohibía a las muchachas que estaban menstruando que se lavasen, o se recomendaba a las recién paridas que no se bañasen hasta que pasase la llamada "cuarentena". Como siempre, buenos pretextos nos dejas para la reflexión, María Luisa, por lo cual te dosy las gracias
ResponderEliminarEn cuanto a lavarse teniendo la regla, yo viví el dilema de hacer lo que decía mi madre o lo que nos decía una profesora del instituto. Menos mal que descubrí que no pasaba nada por estar limpia.
ResponderEliminarBesos, Mabel.