domingo, 26 de mayo de 2013

DESFLORACIÓN

A DAFNE YA LOS BRAZOS LE CRECÍAN…

María Luisa Arnaiz

Nelson Shanks

   Eros, humillado por Apolo, pretendió que el hijo de Leto conociera ese sentimiento y disparó dos flechas, una de punta áurea contra el dios y otra de punta plúmbea contra la hija del río Peneo, Dafne. La dorada infundía amor, la gris, desdén; la primera atravesó a Apolo, la segunda a Dafne. “No te persigo como enemigo, detente” gritaba el vanidoso enamorado confiando en poseerla mientras escapaba la que quería permanecer virgen. Cuando el impelido por el amor estaba a punto de alcanzarla, oyó “Ayúdame, padre” y cantó Garcilaso “De áspera corteza se cubrían / los miembros, que aún bullendo estaban; / los blancos pies en tierra se hincaban / y en torcidas raíces se volvían”. “Puesto que no puedes ser mi esposa, serás mi árbol” dijo Apolo, según Ovidio, a la metamorfoseada en laurel. Pero en el mito griego el dios no se encaprichó de repente de la ninfa sino que planeó eliminar a Leucipo, rival suyo, que convivía disfrazado de mujer entre las sacerdotisas de la Madre Tierra para estar junto a Dafne, así pues indujo a las vírgenes a que se bañaran desnudas y, al descubrirlo, lo mataron. El mito se interpreta como el miedo de cualquier mujer a la desfloración.

10 comentarios:

  1. Maravillado por el relato y por mi ignorancia, María Luisa. Por cierto si los injustos, los ilícitos y todo ese conocido grupo de saqueadores, mangantes y estafadores que rodean nuestra vida y amargan nuestra existencia, pudieran ser descubiertos en la misma forma que lo fue Leucipo ..........
    Feliz noche.

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    1. Pero ¿quién manda hacer la prueba? El juez que lo hiciere se jugaría la carrera.

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    2. Creo que tú también te has dado cuenta, María Luisa, feliz noche.

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    3. Entretenida noche supongo. Para ti, como gustes.

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  2. Otra interesante historia, que enriquece nuestros conocimientos.
    Un abrazo.

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    1. ¡Ah!, los griegos codificaron en sus mitos todas las pasiones.

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  4. Esto de los mitos es como el psicoanálisis: todo acaba en la entrepierna.

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    1. Ya lo dijo el arcipreste de Hita: “el mundo… trabaja… por aver mantenençia… (y) por aver juntamento con fembra placentera”.

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