sábado, 13 de octubre de 2012

DÍA DEL DESCUBRIMIENTO

12 DE OCTUBRE

María Luisa Arnaiz

 Zdzislaw Belsinski

En 1942 los nativos descubrieron que eran indios,
descubrieron que vivían en América,
descubrieron que estaban desnudos,
descubrieron que existía el pecado,
descubrieron que debían obediencia a un rey y a una reina de otro mundo y a un dios de otro cielo,
y que ese dios había inventado la culpa y el vestido
y había mandado que fuera quemado vivo quien adorara al sol y a la luna y a la tierra y a la lluvia que la moja.

Eduardo Galeano, “Los hijos de los días”

6 comentarios:

  1. Descubrieron el ansia de poder de otras gentes..que llegaron a arrebatarle lo que era suyo.. Su tierra .. su forma de vida .. todo!

    Un abrazo

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  2. ¿Desde cuándo "nos" hemos creado los españoles la mala conciencia sobre las actuaciones del pasado?
    Tenemos un pasado más reciente que se empeñan en no "meneallo".
    Besos.

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  3. Dios anda demasiado ocupado persiguiendo creaciones futuras. Lo que sucede es que Dios sólo ansía andar a lo suyo; sus munditos, sus axiomas, un modo imperceptible para poder matar el tiempo...y llegamos nosotros, sin un ápice de cordura, con nuestras memeces y acabamos por sacarlo de su casillas. El resto ya sabemos cómo viene.

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  4. Pues nada, que siga tal cual. no entra en mis planes.
    Besos.

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  5. Quinientos años después del infortunio,
    hay quienes aun viven cedidos a la genuflexión
    entregados a lo foráneo
    a lo impropio diría yo.

    Quinientos años
    parecen muy poco para aquellos,
    que con su nariz respingadas dicen que estamos
    viviendo un subdesarrollo salvaje

    Aun el humo espeso de los arcabuces
    plena en forma de niebla
    las selvas tropicales de este suelo latinoamericano
    pero…
    Eso importa poco a esos señores amantes del progreso

    ¡Es el precio de estar a la vanguardia dirán unos!
    ¡No se puede llegar a la luz sin sacrificios, expondrán otros!

    Y mientras tanto aquí estamos, llenos de traición entreguista
    tomados por cada uno de los costados de la patria
    convertidos en ciudadanos y alejados de nuestra condición humana
    títeres de los intereses de transnacionales,
    entregados a nuestra propia suerte
    y desempolvados
    solamente para dar nuestro tributo
    en las urnas electoreras;
    porque eso somos… un voto…

    Hace quinientos años, en estas tierras
    habían hombres y mujeres, paisajes y animales
    ríos caudalosos, amaneceres y mitos.

    Al traspasar el umbral de la memoria solo encontramos
    que esa herencia de bravura se extinguió en las hogueras
    de los seres que nos llenaron de iglesias y opresión,
    hasta destruir nuestra propia identidad.

    Al entender lo que sucedió con nuestros antepasados
    nos damos cuenta que hemos sido por siglos victimas de lo mismo
    hoy estamos a orden de la sacrosanta aprobación de lo foráneo
    que nos imponen con indolencia apátrida
    los hijos de Colon que aun deambulan como lobos hambrientos
    cambiando de manera deshonesta, nuestras almas por espejos.

    Quinientos años, una eternidad para nuestros pueblos
    que han soportado las nefastas cadenas del progreso
    cinco siglos de la maldición que carcome nuestras almas,
    nuestros corazones, nuestra hidalguía.

    Ahí están; observantes de nuestro amor
    los hijos de Caín y Luzbel, los engendros de la noche;
    arrancando la esperanza de ser un pueblo libre
    buscador de su propia luz, su propia alegría
    sus propios pasos, su propia sombra.

    A más de quinientos años de esta barbarie
    Nuestras playas aun lloran por las pisadas insolentes
    que en otras épocas llenaron de sangre y odios
    a los verdaderos originarios de esta América.

    Por cada flecha rota en nombre del progreso,
    nacieron millones de hombres de luz;
    un pueblo, sencillamente un pueblo
    estoico en ocasiones, otras veces dócil
    encerrando en su interior la fuerza de un león.

    Sé que al final
    lograremos entonar la canción estridente
    ese himno de amor que eche abajo
    como en tiempos de Jericó
    el muro insolente que nos separa
    de ser hombres verdaderos.
    Libres como el viento…
    fuertes como el mar.


    Quinientos años han Transcurrido
    desde que las flores
    marchitaron sus pétalos
    pisoteadas por las botas insolentes
    de quienes entre humo y arcabuces…
    cambiaron la historia
    miles de años se perdieron..
    se extraviaron
    entre las sombras de estas montañas
    montañas que fueron testigos
    de la inhumana barbarie de una civilización

    Pestes, hambre, miseria…
    renuncia.
    Los pájaros también presenciaron esta destrucción,
    al igual que las aguas del arrollo
    contaminadas por la ignorancia.
    Se talaron los árboles
    y sus historias de este suelo,
    para construir la nueva Iglesia
    la santa iglesia de la dominación.

    Los espíritus de los bosques, se llenaron de soledad
    al no sentir la oración que les daba la vida
    la misma niebla de las montañas se tiño de silencio
    de abandono y tristeza.

    Los espíritus de las aguas abandonaron los ríos
    y marcharon rumbo al sol
    en busca del calor de la fe perdida
    se perdieron los ritos a la orilla de sus cauces.


    Quinientos años después,
    la sombra de esa era nos persigue,
    nos limita en nuestros sueños
    de ser libres en nuestra morada,
    nos arranca los sueños de raíz,
    nos alejo de la vida,
    nos roban la capacidad de soñar
    de vivir nuestras propias fantasías
    de orar en nuestro propio idioma
    a nuestros propios dioses

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  6. Entonando el mea culpa como española después de quinientos años, echo de menos en tu interesante oda lo que las oligarquías americanas de habla castellana han hecho y hacen en sus países.
    Un fuerte abrazo, juglar.

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