JARDÍN CERRADO

LOS MAYOS

María Luisa Arnaiz

Douglas Hofmann

   Los mayos son cantos exultantes por la llegada de la primavera, que pertenecen a un género poético y musical de amplia tradición en toda Europa. Lo más probable es que haya que buscar su origen en los “ludi” florales que se dedicaban en Roma a la diosa Flora y pensar que su pervivencia se debe a que la Iglesia los asimiló al no poder erradicarlos. Los mayos se inician con una llamada de la naturaleza a las jóvenes por la venida de la primavera, siguen con los elogios a la Virgen por medio de una prosopografía como “Tus brazos, dos ramas / con cien azucenas / llenos de jazmines / rosas  y violetas... Tus mejillas son / de Aragón dos peras”, y acaban con un ruego: “que guardéis los campos / y que haya cosechas”. Quizás las versiones que nos han llegado provengan de algún canto de boda sefardí, dada la raíz epitalámica que se rastrea hasta el “Cantar de los cantares”. En cualquier caso, dichos poemas coinciden en la descripción física de la joven cuyos atributos son vegetalizados para incitar el deseo. Así, de un canto sefardita: “Dize la nuestra novia / - ¿Cómo se yama la cara? / - No se yama la cara, / sino rozas del rozal /… - ¿Cómo se yaman los pechos? / - No se yaman los pechos, / sino limón limonar”; y del “Cantar”: “Como cortes de granada son tus mejillas, / detrás de tu velo…Tus pechos son como dos ciervos… / mellizos… / Eres un jardín cerrado…, / novia mía”.