María Luisa Arnaiz
Juan Manuel Cossío
Me bastó saber el
comentario de Menéndez Pelayo sobre la novela “Cornelia Bororquia”, “es muy miserable cosa… los
brutales amores de un cierto arzobispo de Sevilla que, no pudiendo expugnar la
pudicia de Cornelia, la condena a las llamas”, para leerla de inmediato no
por lo dicho sino por lo callado. Se trata de la primera novela anticlerical
española que gozó de gran prestigio entre los afrancesados, que se editó no menos de
quince veces desde su aparición en París en 1800 (aquí lo hizo solo durante el
Trienio liberal y al morir Fernando VII) y que fue a parar al Índice. Su autor,
el ex fraile Luis Gutiérrez, fue ejecutado por afrancesado, no por escribirla.
La obra es algo más que una sátira clerical pues sostiene que ninguna religión es
necesaria y que tanto la
Monarquía como la
Iglesia han sido inventadas para esclavizar a los hombres. “Las gentes ilustradas saben muy bien los
embustes… de que se han valido en todos los tiempos los sacerdotes de todas sectas
para engañar al pueblo… conocen muy bien que… protegidos por los soberanos y
árbitros absolutos de las conciencias, deben tener… un grande ascendiente sobre
el pueblo… los Príncipes… la juzgan útil (a la religión) no solamente para poder oprimir a su arbitrio
a los pueblos, sino porque la encuentran dispuesta a calmar sus remordimientos”
escribe Meneses en la carta XXVII.
¡Si de veras supiéramos lo que la iglesia sigue haciendo con nosotros, nos llenaríamos de espanto! Y todo ello consentido por el gobierno de turno: dádivas y prebendas más o menos disimuladas en caridad y otras virtudes teologales... ¡Siempre igual!
ResponderEliminarLo dices bien: Roma es insaciable.
EliminarAmbas son un anacronismo y solo sirven para estorbar. Se aprovechan de ellas para engañar a los más cautos.
ResponderEliminarAma al prójimo como a tí mismo.
Nada nos hubiera pasado si hubiera sido así. Todos viajamos en el mismo barco, si unos van bien, todos vamos bien y viceversa.
Entradas de antología las tuyas.
Tan precisas, tan documentadas, tan bien escritas.
Eres una mina.
Jajajaja -Sí, mujer... una mina. Y del mineral la ganga. Gracias, eres muy amable.
EliminarUnos anacronismos muy bien instalados.
EliminarEl poder corrompe. Todo poder corrompe.
ResponderEliminarEstás axiomático.
EliminarHoje em dia eu tenho muita cautela perante a igreja, nasci envolto nela, pois meus pais eram de uma fidelidade que deixava qualquer cristão de boca aberta, Abismado.
ResponderEliminarE em Brasilis a coisa não é diferente é nos escuros corredores que manipulam os seu fies, eu fiquei a mercê do ser só cristão e acreditar em um Deus só, mas, me denominando de "atoa", um viés de ateu.
Abraço
Opino lo que dice el fragmento que seleccioné para el post.
EliminarCreo que con la ilustración perdimos la oportunidad de modernizar de una vez por todas esta España nuestra,al parecer las fuerzas vivas y tradicionalistas pudieron más a base de difundir el miedo entre la población,como siempre.
ResponderEliminarQue la Iglesia fue un invento para dominar a los pueblos ya casi nadie lo duda,incluso sus partidarios lo saben y lo han sabido siempre.Y en cuanto a las monarquías,la Iglesia misma tuvo sus ejércitos y sus alianzas con las monarquias europeas y es,por tanto,otra monarquía más pero la más extendida y poderosa porque juega con las creencias y con el miedo de la gente al más allá...
Interesante entrada María Luisa.
Desgraciadamente, hemos perdido muchas oportunidades.
EliminarAy, María Luisa, ay. Yo nací sin religión y creo que ya moriré así, me decía uno de mis principales mentores. Pues eso.
ResponderEliminarBuen artículo.
Afortunado tú si no te hirieron la una ni la otra.
EliminarPsssssssssssssssss. Feliz noche, ML.
EliminarQUE PENA DE SITIO, UN PUÑADO DE VIEJOS DISCUTIENDO SOBRE UNA BASURA DE LIBRO Y USANDO METAFORAS RETORCIDAS Y CREYENDOSE CULTOS... VAYA PERDEDORES, OPINAD CUANDO SEAIS ALGUIEN, FRACASADOS
ResponderEliminarY tu si eres alguien? Porque también estás opinando, lo cual estás en tu derecho, aunque calificas de basura un libro que estoy seguro nunca has leído. Tus insultos solo demuestran lo ofendido que estás, no con los que publican lo que piensan, sino contigo mismo. Eso no te hace mejor persona, sino una que trata de expresar su resentimiento.
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