María Luisa Arnaiz
La Leocadia, Goya
Francisco Goya se
exilió a Francia a los setenta y ocho años y residió en Burdeos, donde vivían
algunos amigos. Lo acompañó su ama de llaves, Leocadia Zorrilla, de treinta y
seis años, que había abandonado a su marido, Isidoro Weiss, y vivía en la Quinta del Sordo, en una de
cuyas paredes el pintor le hizo un retrato que luego pasó a un lienzo. Es
posible que fueran amantes. El aragonés murió a los ochenta y dos años y fue
sepultado en el panteón de su amigo Goicoechea en la Gran Chartreuse. Leocadia
escribió a Leandro Fernández de Moratín a los doce días de la muerte de su
amigo, para informarle: “hasta tres horas
antes de morir…quiso hacer testamento, decía, en nuestro fabor, y respondió su
nuera que ayle tenía echo…soporto mi esistencia por mi pobre hija (María
Rosario Weiss)…Molina se fue el 19 a Madrid y es el que se
interesa en nuestra suerte y se encarga de saber si ay algo en el testamento, y
que hablaría al hijo…(el cual) me
dijo: hay tiene Vd. una cedula de mil francos y le queda a Vd. las ropas y los
muebles”. El testamento de Goya era inapelable: “nombramos por nuestro único y universal heredero…al citado D. Francisco
Xavier de Goya, nuestro hijo legítimo”.
Eso digo yo, sin comentarios.
ResponderEliminarGeneralmente quien sirve espera una recompensa que no llega.
EliminarInteresante documento.
ResponderEliminarla vida se repite se trate de un artista , un rey o un plebeyo, bueno, el plebeyo tiene poca herencia que dejar.
Entre amo y criado se dan relaciones raras e indocumentadas.
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ResponderEliminarLeocadia en estos tiempos habría ido a “Sálvame”
Abrazos
Se sabe que acudió a los amigos del pintor.
EliminarOi maria, tudo bem?
ResponderEliminarEncontrei seu blog.
Muito bom.
Vou ser seu seguidor.
Ótima semana.
um abraço.
Gracias por sus amables palabras.
EliminarMuy buena tu entrada, y también muy ilustrativa.
ResponderEliminarNada cambia por estos mundos de Dios.
Seguro que Goya debería de tener una buena fortuna.
Tenía bienes pero no tantos como su genio.
EliminarQué cosa tan tremenda y desagradables son siempre las herencias; sobre todo porque nacen con la muerte.
ResponderEliminarGracias María Luisa por tus siempre interesantes aportaciones. Y despues de un tiempo de ausencia, espero poder gozar de tus artículos asiduamente. Un abrazo
Mabel
Dices algo cierto: las herencias producen frustraciones.
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