ESCRIBIR, LEER

MINÚSCULA CAROLINGIA

María Luisa Arnaiz

La traduction, Francine Van Hove

   Cuando Carlomagno conoció en 781 a Alcuino de York, lo convenció para que fuera a Aquisgrán con el fin de que reformara tanto la lengua como la educación. El inglés examinó los manuscritos más recientes en busca de grafías elegantes y sencillas y fijó la minúscula carolingia como modelo, con tal éxito que hasta el Renacimiento no tuvo rival (recuerden que en latín se escribía en mayúsculas y que ante el precio de los pergaminos los monjes habían imitado la letra de las cartas comerciales porque era más pequeña). Pues bien, desde entonces la minúscula carolingia se extendió por Occidente, llegando a la Times New Roman, Garamond, Palatino Linotype, etc. Un manuscrito o inscripción anterior a la época de Carlomagno sorprende por carecer de puntos, comas, párrafos y separaciones entre palabras ya que la forma continua de la escritura está relacionada con leer en voz alta y la segmentada, con leer en silencio. La reforma carolingia separó las palabras mediante un espacio en blanco y usó la puntuación aunque se trataba de pausas para meditar. Como a finales del XVII la mayor parte de los libros se leía en voz baja, la puntuación pasó a regirse por la sintaxis y solo se conservaron los signos de interrogación y de exclamación.