María Luisa Arnaiz
Pam Hawkes
Según la
desprestigiada teoría de Wilhelm Fraenger, “El jardín de las delicias” le fue
encargado al Bosco por un adamita cuyo rostro está como “firma” en el ángulo
inferior derecho del panel central. El descubrimiento se debió a dicho
historiador, que se lo atribuyó al gran maestre de los Hermanos del Libre Espíritu
(adamitas), Jacobo van Almaengien. Si ese fue el donante que pagó al artista
para que pintara una obra por medio de la cual transportarse espiritualmente,
observando su parecido con el rostro de quien asoma en el Infierno (entre los
numerosos rostros del cuadro solo tienen facciones estos dos), otros se
preguntaron por su significado. Ciertos psicoanalistas interpretan que el del panel derecho simboliza la soberbia (la gaita es la inflación del ego), mientras
que en opinión del crítico, el de la
Cueva de Pitágoras, nombre que dio al lugar
de donde emerge el maestre que señala con el dedo a la sibila de sellados
labios, traduce su boda mística con la “novia” que hay junto a él. Sea como
fuere, hoy se dice que quien mira al espectador, señalando a la encapsulada Eva
responsable de perder el Paraíso (lleva una manzana mordida en la mano), es
Juan el Bautista y que la cara de El Bosco podría ser esa o la del Infierno.
El jardín de las
delicias, detalle, El Bosco
Ahora me gusta El Bosco, pero en la Facultad no me quiero ni acordar de La mesa de los pecados capitales...
ResponderEliminarEl Bosco me sigue intrigando.
EliminarEste cuadro siempre me ha hipnotizado. Me ha encantado aprender más sobre él.
ResponderEliminarSaludos, María Luisa.
Yo no he terminado de estudiarlo.
EliminarMe encanta por lo desconcertante.
ResponderEliminar¡La de teorías que se han vertido sobre él!
EliminarEl cuadro de Bruegel titulado "Los refranes neerlandeses", de 1559, contiene 118 refranes representados por diversas escenas que tiene lugar en una aldea. Por ejemplo, hay un hombre cayendo de un asno y ello se traduce por "hacer malos negocios. O el fraile que está colocando una barbas postizas a una imagen de Dios, que traducido significa "el engaño a menudo lleva la máscara de la santurronería".
ResponderEliminarHabía en estas pinturas pocas concesiones al capricho improvisador y mucha iconografía significante. Por aquel entonces, sólo los iniciados estaban capacitados para realizar una lectura completa del cuadro, hoy basta tener interés (y tiempo) para realizar dicha lectura y, de paso, darse un apasionante paseo merced a esa "máquina del tiempo" que el arte es.
Del que me hablas nunca me he ocupado. Quizás algún día…
EliminarHe reunido una base de datos muy extensa sobre la cultura de los aromas en la pintura, el cuadro se explica en un contexto histórico en el que se vulgariza el proceso de la destilación, las analogias comienzan por los imaginativos pero reconocibles Kerotakis y Tribikos de los alquimistas alejandrinos por ejemplo Zósimo de Panapolis, las analogias continuan en las filas e itinerarios de los variopintos productos_personajes que estan en un fluido_paisaje_acción armoniosamente irreales inconsistentes e inverosimiles, a merced de las leyes de la dimensión etérica en que como las moleculas destiladas antes de volver a condensarse, describen un itinerario delirante, las estructuras morfológicas en que los vegetales se desprenden de las formas aromáticas, nítidamente retratadas tal como las muestra actualmente la microscopia SEM, animan la idea y la admiración. Como pudo saberlo?
ResponderEliminarMe deja sin palabras.
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