María Luisa Arnaiz
Nicoletta Tomás, 2000
Cuando el virrey
subió a su coche con la virreina, para dirigirse al baile en casa del marqués,
el criado mulato se quedó escondido en un rincón del patio, hasta que cesaron
todos los ruidos del palacio. Sacó entonces una inmensa llave, y abrió la
puerta del salón central. Encendió una antorcha y se situó ante el gran tapiz
que adornaba el fondo del salón, y que representaba una hermosa escena de
bacantes y caballeros desnudos.
El mulato extendió
las manos y acarició el cuerpo de una Diana que se adelantaba sobre el tapiz.
Murmuraba en voz baja, hasta que de pronto gritó: ¡Venid! ¡Danzad!
Los personajes
tomaron movimiento y fueron descendiendo al salón. Comenzó la música del sabbat
y la danza de los cuerpos en medio de las antorchas. Ante el mulato los
personajes del tapiz iban cumpliendo el rito de adoración al macho cabrío.
Diana permanecía a
su lado, besándole de vez en cuando con golosa codicia.
Después de
consumidas las viandas del banquete, vino el momento de la fornicación, hasta
que sonó el canto del gallo y los personajes se fueron metiendo uno tras otro
en el tejido. Sólo quedaron, trenzados en el suelo, Diana y el mulato, al cual
encontraron a la mañana siguiente desnudo y muerto en el suelo con unos
desconocidos pámpanos manchados de sangre en la mano. Diana no estaba en el
tapiz.
Pedro Gómez Valderrama, La nave de los locos y otros
relatos
En la fiesta de despedida del verano, hay concurso de disfraces, los chavales pintaron cuadros famosos del museo del Prado y se vistieron de algún personaje y de alguna de las estatuas de la entrada, cuando se cierra el museo se salen de los cuadros y organizan una partida de cartas y beben y fuman, cuando aparece el vigilante y vuelven a sus cuadros se confunden y ves a una menina en el lugar de la maja, y a Carlos III en la playa de Sorolla, etc.
ResponderEliminarEsto es verdad y no es tan bonito como tu lo cuentas pero ganaron el primer premio.
Con la imaginación de los niños el juego tuvo que ser precioso.
EliminarBesos.
Donde habrá ido Diana? Por lo menos iria contente, hay que suponer.
ResponderEliminarLa buscaremos próximamente por tus lares.
EliminarBesos.
O estaba loco o fue un maravillosos sueño.
ResponderEliminarSaludos
Se dice que algunos sueños se hacen realidad, así que…
EliminarBesos.
Cuando el deseo cabalga desbocado, los sueños pueden conducir a la locura o a la muerte.
ResponderEliminarSupongo que a una locura o muerte ficticias, pero ¡qué placer!
ResponderEliminarBesos.
Estupendo relato. Y esa frontera entre la realidad y el sueño, los íncubos y el éxtasis. Besos, querida amiga.
ResponderEliminarNo sé si conocerás al autor pero tiene relatos extraordinarios.
EliminarBesos.
Al principio Diana salía del tapiz... y solo encontraron al mulato muerto y ella no estaba por ningún sitio... Quedó el espíritu de él metido entre los hilos? Y qué fue de ella?
ResponderEliminarUn abrazo
Un ejercicio típico de Lengua es ampliar un relato. Tus preguntas me hacen suponer que tú podrías ampliar este con un giro imprevisto.
ResponderEliminarBesos.
masssssst..............
ResponderEliminarYes, mast.
ResponderEliminarQue significa el cuento? Todo fue imaginacion de el?
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