DECHADO DE VIRTUDES
María Luisa Arnaiz
Nelson Shanks
La acongojada
Melibea dice en el acto vigésimo de “La Celestina ” antes de suicidarse: “Yo fui ocasión que los muertos toviessen
compañía del más acabado hombre que en gracias nació. Yo quité a los vivos el
dechado de gentileza, de invenciones galanas, de atavíos y bordaduras, de
habla, de andar, de cortesía, de virtud”. Se refiere a Calisto, su adocenado
amante de un mes, muerto al saltar la tapia de la huerta donde habían mantenido
sus clandestinos e ilícitos encuentros. Del pasaje fijo la atención en la voz
dechado (de ‘dictatum’) por haberla
oído siempre en lexía, “dechado de virtudes”, así que averigüé el porqué de la
segunda acepción del diccionario, “labor
que las niñas ejecutan en lienzo para aprender, imitando las diferentes
muestras”. ¿Cómo no evocar “Virgen niña en éxtasis” con María arrobada
junto a unas azucenas, símbolo de virginidad (¡oh, Melibea!), suspendiendo la
labor de su dechado? La obra de Rojas, 1499, se adelantó a su tiempo; la de
Zurbarán, 1630, se forjó en la más pura tradición.
Virgen niña en éxtasis,
detalle, Zurbarán
María...
ResponderEliminarImportante tu blog por las publicaciones e imágenes de historias de las artes.
Recibe mis saludos desde Argentina
un beso
Te agradezco tus amables palabras.
EliminarUn abrazo.
El dechado en un tiempo, hace mucho, fue mi cruz y origen de que no coja una aguja ni para pegar un botón.
ResponderEliminarYo recuerdo la aguja como un suplicio.
EliminarLa ejemplaridad, María Luisa, parece que lo es según quien la juzgue. Mi abuela siempre decía que ella lo que hacía eran dechados y, en el mismo sentido, mi hermano era un dechado de perfecciones como estudiante, según decían en la Academia en mis años de parvulito.
ResponderEliminarFeliz día.
De pequeña todos los “modelos” me parecían odiosos.
EliminarMi querido no sabes cuanto aprendo
ResponderEliminarcon tus letras
que me bailan el cerebto
Pues tu "paseo" por mis páginas parece agradable. Gracias.
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