María Luisa Arnaiz
Daniel Brici
Llega un momento en
la vida cuando el tiempo nos alcanza. (No sé si expreso esto bien.) Quiero
decir que a partir de tal edad nos vemos sujetos al tiempo y obligados a contar
con él, como si alguna colérica visión con espada centelleante nos arrojara del
paraíso primero, donde todo hombre ha vivido una vez libre del aguijón de la
muerte. ¡Años de niñez en que el tiempo no existe! Un día, unas horas son
entonces cifra de la eternidad. ¿Cuántos siglos caben en las horas de un niño?
Recuerdo aquel
rincón del patio en la casa natal, yo a solas y sentado en el primer peldaño de
la escalera de mármol. La vela estaba echada, sumiendo el ambiente en una
fresca penumbra, y sobre la lona, por donde se filtraba tamizada la luz del
mediodía, una estrella destacaba sus seis puntas de paño rojo. Subían hasta los
balcones abiertos, por el hueco del patio, las hojas anchas de las latanias, de
un verde oscuro y brillante, y abajo, en torno de la fuente, agrupadas, las
matas floridas de adelfas y azaleas. Sonaba el agua al caer con un ritmo igual,
adormecedor, y allá en el fondo del agua unos peces escarlata nadaban con
inquieto movimiento, centelleando sus escamas en un relámpago de oro. Disuelta
en el ambiente había una languidez que lentamente iba invadiendo mi cuerpo.
Allí, en el absoluto silencio estival, subrayado por el rumor del agua, los ojos abiertos a una clara penumbra que realzaba la vida misteriosa de las cosas, he visto cómo las horas quedaban inmóviles, suspensas en el aire, tal la nube que oculta un dios, puras y aéreas, sin pasar.
Allí, en el absoluto silencio estival, subrayado por el rumor del agua, los ojos abiertos a una clara penumbra que realzaba la vida misteriosa de las cosas, he visto cómo las horas quedaban inmóviles, suspensas en el aire, tal la nube que oculta un dios, puras y aéreas, sin pasar.
Luis Cernuda, “Ocnos”
excelente!!!!!!!!!!!! maravilloso y tan sustancial relato!!!!
ResponderEliminargracias, no paso mas seguido, situaciones graves, que no voy a exponer acá, porque no corresponde, me lo impiden!
un abrazo fraterno
lidia
La evocación nos transporta a nuestra infancia.
EliminarEl tiempo nos persigue, nos alcanza y luego nos supera. Creo que hasta se divierte mientras nos ve girando siempre en torno a él.
ResponderEliminarUn abrazo
Somos tiempo mal que nos pese.
Eliminar"El pasado y el presente solamente son un medio para nosotros: el futuro es siempre nuestro fin. Por eso nunca vivimos realmente, sino que esperamos vivir. Alucinados siempre por esta esperanza de ser felices algún día, es inevitable que no lo seamos nunca".
ResponderEliminarMe hubiese gustado que esta frase fuese mía, pero es de Blaise Pascal.
Un cordial saludo.
P.D. El relato es magnífico... aunque la frase de Pascal, no anula el relato de Cernuda, o viceversa.
Gracias por la cita: la desconocía.
EliminarEs curioso, hace unos días me hacía yo la misma reflexión sobre el tiempo y la edad...
ResponderEliminar¡Cuántas veces nos hallamos en esa tesitura!
EliminarCuanto tiempo sin leer a Cernuda. Este verano volveré a el. En el presente está el pasado, y el tiempo lo medimos dependiendo de la prisa que tengamos por cumplir años o por frenar los días. Un abrazo
ResponderEliminarLa visión del tiempo subjetivo es un buen recurso.
Eliminar"Como la sustancia, la duración no nos envía sino fantasmas. Duración y sustancia incluso representan, una respecto a otra, en una desesperante reciprocidad, la fábula del burlador burlado: el devenir es el fenómeno de la sustancia, la sustancia es el fenómeno del devenir." Gaston Bachelard
ResponderEliminarCon Arreola: “La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones”.
EliminarHoras inmoviles suspensas en el aire. Todos las hemos tenido y a veces aun las tenemos ... demasiadas.
ResponderEliminarEsas horas son ideales. Me gusta estar absorta… en algo.
EliminarMaria
ResponderEliminarinteresante tu blog me agrada, es muy creativo
si me permites aqui me quedo y te sigo
llegate a mi blog y decime si te gusta, va si te va y quieres
un beso enorme y si Dios quiere estamos en contacto carmen real el personaje
Gracias por tus estimulantes palabras.
EliminarPrecioso texto este de Cernuda. La infancia o, mejor dicho, el recuerdo de la infancia suele ser muy hermoso. Entonces es verdad que creíamos que había un dios detrás de las nubes. Besazos.
ResponderEliminarA veces me paro a pensar lo que se me grabó y su porqué.
EliminarEl tic-tac del reloj inexorable...la substancia de lo vivido guardado en la cajita gris .
ResponderEliminarAromas,sonidos y visiones familiares remueven los días pasados.
Precioso seguir todas tus publicaciones Luisa
Cernuda muestra sencillamente cómo el ambiente interfería en su ánimo.
ResponderEliminarMaria gratuluje ciekawego blogu.. ! Pozdrawiam z Polski..Jolanta
ResponderEliminarThank very much for your feedback.
ResponderEliminarEs tan agradable recordar la niñez.. bueno... a quienes tuvimos infancia feliz. Es algo que agradezco mucho en mi vida y pido mucho porque los niños... Ay!... tú sabes.
ResponderEliminarAbrazo grande.
Exacta percepción la tuya: si fue feliz.
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