María Luisa Arnaiz
Hesitation,
Simone Lipschitz
Diego Mateo Zapata,
de padres judeoconversos, nació en Murcia en 1664 y gracias a la ayuda del
médico converso Francisco de la
Cruz logró ser practicante en Madrid. Intentando su mejora social,
se casó sin licencia parroquial con Juana Luisa de Escobar, hija de un contador
del rey, con la mala fortuna de que en 1688, tras padecer una enfermedad, “se hizo junta de cirujanos en el Hospital
General, donde asistía…y le amputaron el escroto, sin tocar el miembro viril”,
lo que bastó para que se anulara el matrimonio ante la duda de si podría
procrear. Gran polemista, negó en principio la circulación de la sangre,
introdujo el uso de la cesárea, difundió la farmacología química, etc., y sufrió
varios procesos inquisitoriales. En 1692 no se pudo acreditar que estuviera
circuncidado pese al testimonio de una criada, según el cual ponía bajo la almohada “un canoncillo…que le pareció de plata y, como había oído decir era
defectuoso de naturaleza, discurrió que aquel instrumento servía para orinar”,
y en 1721 soportó otro que lo sentenció a cuatro años de cárcel sin que sus
protectores, incluido el cardenal Portocarrero, pudieran evitarlo. Cuando
murió, dejó una manda para que se reconstruyera la iglesia de san Nicolás de
Murcia y su fama fue tanta, que Goya, nacido un año después de su muerte, le
dedicó un grabado.
Triste história...
ResponderEliminarUm grande beijo querida amiga
Esto se llama aprender, ya que desconocía la historia de este insigne paisano.
ResponderEliminarPobre, lo que debió sufrir.
Un beso, querida Marisa.
Aunque parezca lo contrario, qué poco cambian las cosas.
ResponderEliminar¿Por qué los poderosos siempre están mirando hacia el mismo punto de la geografía corporal? (Y no me refiero sólo al varón, también hablo de las mujeres).
Gracias por ilustrarnos: Diego Mateo Zapata un nombre que lleva una historia que posiblemente pueda ser leída desde la clave del sufrimiento y la esperanza.
¡Hay tantas vidas rotas por culpa de la intolerancia!
ResponderEliminarGracias, Gisa. Un beso.
Este paisano fue perseguido, amparándose en sus orígenes, por envidia. ¿Qué no sabrán de esta pasión los que destacan?
ResponderEliminarBesos, Isabel.
Amando, este murciano fue víctima de los que quieren salvarnos de lo que sea. Como ahora. Para qué contarte sobre la envidia…
ResponderEliminarBesos a ti y a María.
Lindo Blog, bello contenido.
ResponderEliminarSaludos.
Moon.
Gracias, Moon. Espero agradar a quienes se detengan en mis páginas.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo.