martes, 20 de mayo de 2014

EL MUCHACHO DE PÉRGAMO

DEL SATIRICÓN

María Luisa Arnaiz

Pavel Tchelitchev

   “Cuando me llevaron a Asia al servicio de un cuestor, encontré alojamiento en Pérgamo. Viviendo a gusto allí, no solo porque la vivienda era confortable sino también gracias al bellísimo hijo del anfitrión, me ingenié la manera de no infundir sospechas al señor de la casa. Por ello, cada vez que en una conversación se hacía mención de la pederastia, me ponía intensamente pálido y, con tan severa tristeza me negaba a que ultrajasen mis oídos con palabras obscenas, que la madre me miraba como si fuese un filósofo. Yo ya había empezado a llevar al mozalbete al gimnasio, a organizarle los estudios, a enseñarle y prevenirle, con el fin de que no se admitiese en casa a ningún depredador sexual.
   Estábamos echados por ventura en el comedor…cuando a eso de la media noche me di cuenta de que el chaval estaba despierto…lo acosé con algunos besitos…La noche siguiente...me atraqué con todo su cuerpo, excepto llegar al orgasmo…A la tercera …”

Petronio, “El satiricón” 

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