miércoles, 18 de septiembre de 2013

ENANOS DE PLACER

BUFONADAS

María Luisa Arnaiz

Actores itinerantes, Goya

   Documentados desde finales del XV en las cortes europeas, los enanos llegaron a alcanzar incluso título oficial; entre nosotros son conocidos los que estuvieron al servicio de los Austria, gente loca y simple que entretenía a la corte. Con estos personajes había que tener cuidado “para que no suceda el faltar de los aposentos de la reina algunas cosas, como ha sucedido, y lo mismo en los míos... Cuando salieren... los muchachos y los locos no los dejen ir hasta haber sabido de los reposteros de camas si falta alguna cosa”, pero les estaba permitido hablar a las augustas personas como a nadie se le hubiera tolerado. Siguiendo a Moreno Villa, que catalogó a 123 “hombres de placer que dejaron huellas en el Archivo Administrativo del que fue Palacio Real en Madrid”, vean algunos.

Isabel Clara Eugenia y Madalena, atribuido a Sánchez Coello

   A Felipe II sirvió Madalena Ruiz, a quien tanto el rey como las infantas Isabel y Catalina tenían en gran aprecio. “Madalena me dijo hoy que escribiría y hasta agora no ha venido, que no sé qué se trae estos días que parece muy poco. No sé si el vino tiene alguna culpa de esto; y bueno me pondría si supiese que yo escribo tal cosa” les dice a sus hijas en 1582 desde su nuevo reino, Portugal, a donde le había acompañado la enana loca. “Madalena anda muy alegre con mi hermana, aunque muy rota una ropa… yo tengo la culpa, que no le he dado nada, aunque ella no ha dejado de acordármelo”. Felipe III renunció a los enanos y Felipe IV se rodeó de ellos. De don Sebastián de Morra dijo Marañón que las damas lo querían extremadamente porque era un modelo de lujuria.

 Don Sebastián de Morra, Velázquez

   De Diego de Acedo se lee en el registro oficial de la corte que el aposentador Marcos Encinillas, celoso, mató a su mujer porque no lo encontró en su casa (había ido de caza con el rey). Fue un gran seductor y tuvo cargo en la Secretaría de Cámara.

Diego de Acedo, El Primo, Velázquez

   De Juan Calabazas, “Calabacillas” o “El bobo de Coria”, decía Unamuno que era ejemplo de filósofo porque quien es memo lo puede disimular riendo.

   Juan Calabazas, Velázquez

   Del enano con cretinismo que tuvo el príncipe Baltasar Carlos dice Moreno Villa: “por mi indagación sabemos desde hoy que el supuesto Niño de Vallecas se llamaba Francisco Lazcano, y era de Vizcaya, por lo que le llamaban “El vizcaíno”

El niño de Vallecas, Velázquez

      De Maribárbola de “Las meninas”, la alemana María Bárbara de Asquín, se sabe por Gómez de la Serna que se incorporó al servicio del palacio “con paga, raciones y cuatro libras de nieve durante el verano”; junto a ella está Nicolasito Pertusato, de unos treinta años, que llegó a ser Ayuda de Cámara.

Maribárbola y Nicolás Pertusato, Velázquez

   El último Austria que ordenó pintar a la gente de placer de la corte fue Carlos II, muerto a los 39 años como “engendro” de la dinastía, “no tenía ni una sola gota de sangre, el corazón apareció del tamaño de un grano de pimienta… tenía un solo testículo negro como el carbón y la cabeza llena de agua” escribió su forense. Tras el Hechizado, el primer Borbón en el trono español imitó a su abuelo Luis XIV pues, nada más llegar a Madrid, eliminó a los enanos y bufones.

8 comentarios:

  1. Y faltan los "enanos toreros", que bien se reflejan en la película "Blancanieves" de Pablo Berger.

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  2. Ahora no los dejan trabajar, dicen que la gente se ríe de ellos pero eno les importa que ellos lloren de hambre. Mundo retorcido.
    El sábado fue la fiesta de mi casa y mi nieta se disfrazó de Nicolasito, jeje

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  3. Diversiones "austríacas", sí.
    Me encantó el repaso, Marisa. Un auténtico disfrute.
    Un beso.

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  4. Jatetú! Siempre pensé de pequeño que me gustaría haber sido enano para disfrutar de esas hermosas y grandes mujeres, como el niño que sueña con un enorme pastel
    Salud

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  5. Aunque fuere en sentido figurado, ay, ML, si hoy pudiéramos hacer lo mismo

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  6. Cuando era niña, vivía en mi pueblo una familia de enanos, relegados por voluntad propia, según parece, en un paraje a las afueras. Cuando bajaban al pueblo, en contadas ocasiones a comprar, suscitaban toda clase de comentarios y burlas.
    Siempre los admiré, porque a pesar de su deformidad y pequeñez caminaban con altivez.
    De la presencia de los enanos en la aristocracia que hoy nos traes, María Luisa, creo que los tenían como contrapunto grotesco a su perfección y magnificencia. Seguramente, por este motivo Carlos II pensaría que todavía había alguien más imperfecto que él.
    ¡Ay, la condición humana!

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  7. ML: Leíste el libro "Chiquita" de Antonio Orlando Rodríguez, premio Alfaguara? Es de una mujer enana fascinante para todos.
    Y pensar que todos somos los enanos de los que mueven los hilos. Unos más acomplejados que otros, pero para el divertimento de otros. Espléndida entrada!
    Muchos besos.

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  8. Conozco a dos, uno un Señor ya mayor y a una niña pequeña de unos 6 años, y sabes que?, te he leído con sumo interés y aprendido lo que no sabía, lo cual me agrada mucho, pero me quedo en el problema de que no se que más decirte, desde el nacimiento de esta niña que te comento, no tengo palabras, solo el sentimiento de que no le hagan daño,que no le hagan sufrir...


    Besos muchos ♥♥♥

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